domingo, 6 de mayo de 2007

RAFAEL CORREA ENDURECE SU DISCURSO

RAFAEL CORREA ENDURECE SU DISCURSO.
Por: Raúl Pacheco Blanco.

En Rafael Correa se ve la dinámica de la lucha entre la línea aristocratizante de su madre, más propia de la Sierra y la democrática e izquierdizante de su padre, descendiente de andaluces. En el colegio sobresalió por su devoción a la virgen, a la cual le declamaba bellas poesías con una voz que era el encanto de las señoras quienes ya veían en él un buen prospecto. Discípulo de los jesuitas recibió el estímulo tanto de la izquierda como de la derecha, en esa rara conjunción pedagógica que suelen hacer los jesuitas. Terminados sus estudios profesionales con buen éxito, viajó a Bélgica, en donde aprendió el francés, el gusto por los quesos y los vinos, paseándose por Europa, recorriendo el Rin, envuelto en el exquisito bouquet de los vinos blancos y espumosos. Pero lo que sería determinante en su vocación política sería su amistad con un sacerdote saleciano partidario de la teología de la liberación, quien lo lleva a endurecer su discurso, ya decididamente de izquierda, luego de numerosas vacilaciones motivadas por problemas de conciencia ante su formación tradicionalista. Por eso ahora lo llaman el Marquéz Rojo. Además dueño de una estampa que le ha atraído mucha simpatía y éxito con las mujeres, le ha asegurado una honda penetración en amplios sectores sociales. Como galán de telenovela lo han señalado. Esto se vió muy claro en la elección presidencial. Desde pequeño admiró a Juan José Flores, el general venezolano que fue determinante en los comienzos de la república, lo mismo que a García Moreno. Pero ya motivado por su origen guayaquileño se apersonó de su lucha contra la Sierra en donde se refugiaba la oligarquía latifundista y semifeudal. (Manuel Alcántara, Sistemas políticos de América Latina, Tecnos, 1999). En Guayaquil se formaba en un discurso cristiano de izquierda. Otra de sus grandes admiraciones fue José María Velasco Ibarra, quien sería cinco veces presidente del Ecuador y sufriría cuatro derrocamientos militares, en una lucha que se extendió a cuarenta años. Tomó partido por ésa línea populista que se fue generando para enfrentar el estado confesional propio de la Sierra, de García Moreno y los militares, luego de Camilo Ponce y de Febres Cordero. Y aprovechó la crisis de los partidos y el tradicional enfrentamiento entre el Ejecutivo y el legislativo, no obstante imponerse un sistema unicameral, o quizá por eso, para crear su propio partido, el “Alianza País”. Ya en el poder, quiere tomar el toro por los cuernos y ha impuesto la Asamblea Constituyente, que le dará el marco jurídico para diseñar el Ecuador del siglo XXI, corrido hacia el socialismo, inspirado en las encíclicas papales y en la teología de la liberación. En esto se diferencia de Chaves que es marxista. Correa no. Se endureció Rafico ,dicen sus amigosde la villa guayaquileña que ahora silvan y calan duro en el electorado.

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