jueves, 21 de diciembre de 2017

“LOS FUNDAMENTOS DE UNA ILUSIÓN”



POR: RAUL PACHECO BLANCO

Si era atrevimiento en la Edad Media oponerse a la existencia de Dios, pues entre otras cosas podía caer en manos de la Inquisición y, era  igualmente atrevido en la primera modernidad afirmar la existencia de Dios  cuando la ciencia había desplazado a la filosofía, ahora en esta segunda modernidad las cosas son diferentes, pues la religión ha vuelto a ganar espacio y se constituye en uno de los soportes del hombre ante el mundo. El padre Gerardo Remolina en su reciente encuentro  con el biólogo Richard Dawkins, en torno a la existencia de Dios, va un poco más adelante de la tesis tradicional de la Iglesia que reconoce a Dios como el creador  del universo y  conductor de las fuerzas de la naturaleza. Ya no se busca en la subjetividad a Dios, sino tomando los métodos científicos se inquiere sobre su existencia para encontrar una realidad, como hecho objetivo. Así,  si la ciencia ha objetado a la religión por la falta de precisión en torno a una idea como la de Dios, Remolina parte de ese mismo método científico, como si se tratara de moléculas o de células que se reproducen, se entrelazan y producen vida, así mismo Dios también puede ser hallado a través de esos datos que entrega la realidad y deducen de ahí  una existencia real. Y desde luego, toma al hombre en su totalidad, no solamente como un ser de razón, y de conocimiento, sino además de sentidos, sentimientos  y corazón, abriendo medios para llegar a él.  Y si vamos a su libro “Los Fundamentos de una ilusión, Universidad Javeriana, julio 2016, pag 158), encontramos un ejemplo que cita Michael Finkel, tomado de la ciencia: ”Nadie ha visto nunca un orificio negro, y nadie lo verá jamás…su presencia se deduce por los efectos que tiene en los alrededores”.  De la misma manera y en muchas formas el hombre ha sentido a Dios, bien si nos referimos a la experiencia espiritual de los sacerdotes y pastores, como a revelaciones individuales, además de sentimientos como el amor, que trasciende la condición biológica. Si por los lados de la razón no se puede llegar a él, ya que la razón tiene un campo limitado de conocimiento, existen otros conductos para llegar a él. Y como dice Freud,” las ideas religiosas  son ilusiones, realizaciones de los deseos más antiguos, intensos y apremiantes de la humanidad. El secreto de su fuerza está en la fuerza de estos deseos”. (Ibidem,  pag 27).

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