viernes, 9 de septiembre de 2016

JUSTICIA DE FICCIÓN.


POR: RAUL PACHECO  BLANCO.


·         Todo parce indicar que  la filigrana jurídica tejida por los juristas colombianos, de talante santanderista, los más, fue hecha con la única intención de engañar a la Corte Penal Internacional , de descrestarla, como decimos en el oriente colombiano, para que nos diera el visto bueno del acuerdo final de paz firmado con las Farc . Porque eso de crear una justicia paralela con la astucia suficiente para hacer creer que se está investigando, juzgando y condenando, cuando en realidad no  sucede ni lo uno ni lo otro, pero con la apariencia de tribunal de guerra, estaba enderezado a crear expectativas favorables en la Corte Penal Internacional. Porque fácilmente se hubiera podido decretar un acuerdo de punto final en que nadie  fuera castigado  y solo se tuviera en cuenta el ánimo de sellar la paz y de rehacer la convivencia entre colombianos, echando mano de la amnistía general . Pero no tenía presentación ante la comunidad internacional , sobre todo ante la Corte Penal Internacional,. Entonces se decidió reunir un grupo de juristas, de aquellos que un político colombiano llamara “raposas sutiles”, para que mostrando un espejismo o creando una justicia de ficción lograra engañar a la justicia internacional y dar la sensación de que una amnistía general se convirtiera en una sanción, que si bien no implicaba privación de la libertad, se daba la apariencia de serlo. Y el cuento se lo ha comido la fiscal del tribunal internacional, quien entre otras cosas está prejuzgando, pues corre el peligro de la recusación, cuando el caso llegue a su despacho para su concepto. Cualquier uribista podría pedir esa recusación y saldría adelante. Y, aún más, el visto bueno es de la Fiscal  de la Corte,¿ pero qué dirá la Corte en pleno? .¿La fiscal interpreta la totalidad de la Corte y tiene el suficiente respaldo para proceder en esa forma? .P.S. Cuando existían los partidos políticos tradicionales, don Victor Castillo Flórez era uno de los  patriarcas del conservatismo, a los  cuales se acudía cuando la Tesoreria del partido fallaba. Y él atendía esos llamados con una gran generosidad, con la mística heredada de sus abuelos allá en el Norte de Santander, baluarte de la causa. Se fue como corresponde a un proceso inevitable, pero queda el recuerdo de su generosidad, de su garra de hombre hecho a puro pulso y convertido en un gran empresario. Van para Victor hijo y Lucero, lo mismo que para su copiosa familia un gran abrazo de condolencia. 

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