POR: RAUL PACHECO BLANCO
Así le decía Popeye a Pablo Escobar.
Algo que le hubiera costado la vida a otra persona que fuera
de menos confianza. Esto cuenta Juan
Pablo Escobar en su libro sobre su padre.
Difícil la tarea de un hijo para escribir sobre un padre como lo fue el narcotraficante para
tratar de salvar algo en el naufragio en que se convirtió su vida. Entre las
cosas que más llaman la atención está la debilidad del estado que vivió las verdes y
las maduras para tratar de acabar con un bandido que tuvo la audacia de declararle la guerra a un estado y ponerlo en
tales aprietos que no fue capaz de enfrentarlo solo, sino que tuvo que
buscar la ayuda de fuerzas ilegales para poder vencerlo, como lo fueron el cartel de Cali y
los paramilitares en cabeza de los hermanos Castaño. Esa falta de estado lo corroboran personas como James Robinson, uno de los autores del libro “Por qué fracasan los países”, quien sostiene que políticas como
la de la restauración de tierras no prospera porque no existe el estado real que se
necesita para lograr un objetivo de estos.
Otra afrenta que se vivió
por la falta de estado, fue la
burla cometida por Pablo Escobar cuando se entregó pero montó todo un bunker en
la catedral, en donde no mandaba el estado, sino él con sus hombres. A tal punto que se fugó cuando
le dio la gana mientras el presidente de turno
se convirtió en un Rey de burlas y Pablo Escobar en un verdadero estado con soberanía y todo.
Otro de los aspectos que llaman la atención es la deslealtad dentro de la misma
familia Escobar, pues se traicionaban entre
si y se hacían toda clase de jugadas de mala ley sin que se les diera nada.
También queda clara la ayuda de personajes como el general Noriega
de Panamá, quien terminó juzgado por la justicia norteamericana, lo mismo que
la mano que le dio en un momento dado
el presidente Ortega de Nicaragua al
narcotráfico.
Así como la financiación de campañas presidenciales como las de
Lopez Michelsen y Belisario
Betancur. Igualmente salpica a Carlos
Lemos Simmons , quien terminó su
carrera política poniéndose a la orden
del cartel de Medellín.
Cuando se vio perdido el capo intentó convertirse en guerrillero y negociar la comandancia de un
grupo guerrillero.
Y termina el libro Juan Pablo Escobar, agradeciéndole a su
padre el haberle mostrado el camino que no
debía recorrer.
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