viernes, 23 de enero de 2015

"DON PELIGROSITO"


POR: RAUL PACHECO BLANCO

Así le decía Popeye a Pablo Escobar.

Algo que le hubiera costado la vida a otra persona que fuera de menos confianza.  Esto cuenta Juan Pablo Escobar en su libro sobre su padre.

Difícil la tarea de un hijo para escribir  sobre  un padre como lo fue el narcotraficante para tratar de salvar algo en el naufragio en que se convirtió su vida. Entre las cosas que más llaman la atención  está  la debilidad del estado que vivió las verdes y las maduras para tratar de acabar con un bandido que tuvo la audacia  de declararle la guerra a un estado  y ponerlo en  tales aprietos que no fue capaz de enfrentarlo solo, sino que tuvo que buscar la ayuda de fuerzas ilegales para poder  vencerlo, como lo fueron el cartel de Cali y los paramilitares en cabeza de los hermanos Castaño. Esa falta de estado lo  corroboran  personas como James  Robinson, uno de los  autores  del libro “Por qué fracasan  los países”, quien sostiene que políticas como la de la restauración de tierras no prospera  porque no existe el estado real que se necesita para lograr un objetivo de estos.

Otra afrenta que se vivió  por  la falta de estado, fue la burla cometida por  Pablo Escobar  cuando se entregó pero montó todo un bunker en la catedral, en donde no mandaba el estado, sino él con  sus hombres. A tal punto que se fugó cuando le dio la gana mientras el presidente de turno  se convirtió en un Rey de burlas y Pablo Escobar  en un verdadero estado con soberanía y todo.

Otro de los aspectos que llaman la  atención es la deslealtad dentro de la misma familia Escobar, pues se traicionaban  entre si y se hacían toda clase de jugadas de mala ley sin que se les diera nada.

También queda clara  la ayuda de personajes como el general Noriega de Panamá, quien terminó  juzgado  por la justicia norteamericana, lo mismo que la mano que le  dio en un momento dado el  presidente Ortega de Nicaragua al narcotráfico.

Así como la financiación  de campañas presidenciales como las de Lopez  Michelsen y Belisario Betancur.  Igualmente salpica a Carlos Lemos Simmons , quien terminó   su carrera política poniéndose a la orden  del cartel de Medellín.

Cuando se vio perdido el capo intentó  convertirse  en guerrillero y negociar la comandancia de un grupo guerrillero.

Y termina el libro Juan Pablo Escobar, agradeciéndole a su padre el haberle mostrado  el camino que no debía  recorrer.

 

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