sábado, 6 de septiembre de 2014

LA PENA MÁXIMA DE RONCAGLIOLO.



POR: RAÚL  PACHECO  BLANCO.

 

Yo compré la novela de Roncagliolo  por el buen nombre que ya tiene dentro de la literatura latinoamericana y el empujonazo que  además le dio Vargas Llosa, casi  nombrándolo como su heredero  en las letras peruanas. MI interés estaba por los lados del futbol, pues pensaba encontrar una novela dedicada  a ese deporte, exclusivamente, recreando ambientes, moviéndose dentro de la estructura de los  clubes, los  jugadores  con sus problemas, los sistemas de juego, los entrenadores, en fin, pues estamos en mora de que se escriba una novela sobre el tema. Sobre esa vida apasionante de un juego que ya es el idioma universal por excelencia, como lo acaba de demostrar el campeonato de Brasil.  Pero no resultó así. El futbol solo aparece como música de fondo para ambientar la vida del Perú en la época  en que está en vigencia la operación Cóndor, para tratar de descubrir a los conspiradores. Y de otra parte, ya con el personaje de fondo que es Chacaltana, un típico empleado público, oscuro como el que más, con un lenguaje judicializado, lo reivindica Roncagliolo  hasta convertirlo en el héroe de la novela.

Le da una novia a la cual le enseña a conquistarla y todavía más, lo acerca al papel  todavía más forzado de amante cuando se encuentra con la esposa del comandante  Carmona. Y lo mete de investigador , cuando él solo archiva expedientes y sale adelante como si fuera un diestro funcionario de inteligencia militar. Luego construye una trama, muy bien  elaborada con el suspenso  necesario para que las hojas vayan pasando sin notarlo el lector. Entre la creación de ese personaje, muy singular por cierto, dadas sus carencias naturales que Roncagliolo con generosidad  explota, y las circunstancias que vive el Perú por la época de los años setenta, con campeonato mundial abordo, se desarrolla la acción. Son los años de la dictadura Videla en Argentina y la vuelta a la democracia en Perú.

Roncagliolo  está lejos de buscar adornos con su prosa. Se  expresa en la forma más sencilla posible, acogiendo los consejos de Cortázar de no hacer literatura.  Se trata pues, de una novela policiaca en la trama, pero  con un contexto político en épocas de autoritarismo  y con unos personajes también singulares como Chacaltana y el padre de Joaquín, quien termina siendo el malo de la película, un  español que se vino de España huyendo de la dictadura franquista.

Desde ya se tiene a Roncagoglio  como el sucesor de Mario  Vargas Llosa.

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