POR: RAÚL
PACHECO BLANCO.
Yo compré la novela de Roncagliolo por el buen nombre que ya tiene dentro de la
literatura latinoamericana y el empujonazo que además le dio Vargas Llosa, casi nombrándolo como su heredero en las letras peruanas. MI interés estaba por
los lados del futbol, pues pensaba encontrar una novela dedicada a ese deporte, exclusivamente, recreando
ambientes, moviéndose dentro de la estructura de los clubes, los jugadores
con sus problemas, los sistemas de juego, los entrenadores, en fin, pues
estamos en mora de que se escriba una novela sobre el tema. Sobre esa vida
apasionante de un juego que ya es el idioma universal por excelencia, como lo
acaba de demostrar el campeonato de Brasil. Pero no resultó así. El futbol solo aparece
como música de fondo para ambientar la vida del Perú en la época en que está en vigencia la operación Cóndor,
para tratar de descubrir a los conspiradores. Y de otra parte, ya con el
personaje de fondo que es Chacaltana, un típico empleado público, oscuro como
el que más, con un lenguaje judicializado, lo reivindica Roncagliolo hasta convertirlo en el héroe de la novela.
Le da una novia a la cual le enseña a conquistarla y todavía
más, lo acerca al papel todavía más
forzado de amante cuando se encuentra con la esposa del comandante Carmona. Y lo mete de investigador , cuando él
solo archiva expedientes y sale adelante como si fuera un diestro funcionario
de inteligencia militar. Luego construye una trama, muy bien elaborada con el suspenso necesario para que las hojas vayan pasando sin
notarlo el lector. Entre la creación de ese personaje, muy singular por cierto,
dadas sus carencias naturales que Roncagliolo con generosidad explota, y las circunstancias que vive el Perú
por la época de los años setenta, con campeonato mundial abordo, se desarrolla
la acción. Son los años de la dictadura Videla en Argentina y la vuelta a la
democracia en Perú.
Roncagliolo está
lejos de buscar adornos con su prosa. Se
expresa en la forma más sencilla posible, acogiendo los consejos de
Cortázar de no hacer literatura. Se
trata pues, de una novela policiaca en la trama, pero con un contexto político en épocas de
autoritarismo y con unos personajes también
singulares como Chacaltana y el padre de Joaquín, quien termina siendo el malo
de la película, un español que se vino
de España huyendo de la dictadura franquista.
Desde ya se tiene a Roncagoglio como el sucesor de Mario Vargas Llosa.
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