viernes, 30 de mayo de 2014

EL GRAN ELECTOR


POR:  RAUL  PACHECO   BLANCO.

 

Alvaro Uribe parece un Dios  caído.  Con la facultad de seducir  al electorado, pero con la mala suerte de no saber escoger sus fichas . De ahí que lo que gana en las urnas lo pierde en los escritorios oficiales. A él  le seduce estar en contacto con la gente, hablar en tono llano , enamorado del trabajo para quien un  segundo tiene mucho valor . Empezó  haciendo política de casa en casa, solo, sin padrinos, con unos porcentajes mínimos de aceptación y cuando se dieron cuenta se había crecido en tal forma, que  terminó ganando la primera nominación presidencial. En la presidencia se dedicó a salir del palacio para encontrarse todos los fines de semana  con   los jefes de pueblos y veredas en sus famosos consejos comunitarios. Logró tal grado de penetración, que la gente resolvió reelegirlo, aunque hubiera quedado  untado un  poco con la yidispolitica, pero siguió hacia adelante. Así  duró  ocho años en el poder, reformando la constitución a su vez para poder reelegirse. Y no contento con esto y sin la posibilidad de otra reelección, decidió  lanzar al candidato que en ese momento le daba más muestras de obediencia, de acatamiento y se comió  el cuento de que ese era Juan Manuel Santos, cuando ya Francisco le había advertido que si  había un Judas dentro de sus discípulos, ese era Juan Manuel.

Y, ahora, curado de espantos lanzó a Oscar Iván Zuluaga y lo lleva en punta hacia la elección sino se le atraviesa el presidente Santos. Así  que el ciclo de influencia del expresidente Uribe llega ya por lo menos a doce años, los ocho  suyos y los cuatro de Santos y,  si gana Oscar Iván, serían dieciséis años, es decir, el periodo que más o menos han disfrutado del poder presidentes latinoamericanos del sector izquierdista, como Chávez, los Kischner, Evo Morales , Rafael Correa y Daniel Ortega. Se  inscribe por lo tanto en la historia, al  menos como el gran elector durante estos años de comienzo del siglo XXI. Y viene prácticamente a desempeñar un papel parecido al de Gaitán en la izquierda. Es decir, Uribe viene siendo el Gaitán de la derecha. El fervor que se ve dentro de las filas uribistas solo es comparable con el que se vivía en las épocas de Gaitán, luego en las de Rojas Pinilla y ahora en las suyas. Por lo tanto se constituye en un líder de época y no de  simple coyuntura. ¿ Le funcionará Oscar Iván?

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