viernes, 28 de febrero de 2014

LA SITUACION DE VENEZUELA


POR:  RAUL  PACHECO  BLANCO.

 Razón tiene Enrique Capriles cuando dice que no se deben forzar las cosas contra el gobierno Maduro, porque puede terminar en un gobierno de Diosdado Cabello, es decir, de corte militarista, pues por lo menos Maduro es un civil. No  hace falta volver la vista a la historia  de Venezuela para saber que está sembrada de charreteras, empezando por Bolívar y el León de Apure. Sólo el pacto de Punto Fijo,  firmado por los dos partidos tradicionales el Copei y Acción democrática, puso fin a las épocas predemocráticas en que un líder militar era el que mandaba la parada. Y esa situación no resistió  por el  desgaste de los partidos políticos que en su momento fue  aprovechado por un militar como Hugo Chávez para hacerse de nuevo al poder. Es decir, el coronel Hugo Chávez forma parte de esa tradición dictatorial de Venezuela, luego lo que se hacía era volver sobre lo ya establecido.

Las posiciones de Leopoldo López y Corina Machado, los líderes más jóvenes de la nueva Venezuela vienen a forzar las cosas de tal manera que puede desembocar en la justificación de un régimen militar. Por lo tanto, es mejor darle más mesura a la oposición conquistando cada vez más opinión pública, dentro y fuera del país, para que caiga en desprestigio el régimen y les quede más fácil vencerlo en la confrontación democrática, que es a donde se deben llevar las cosas. Además,  hay  que advertir que en Venezuela  se ha operado una  revolución institucional llevada a cabo por la ley habilitante que ha sido el ariete constitucional que le ha servido a la revolución para moldearse, copiando el modelo que en su época puso en práctica Adolfo Hitler, quien es el padre de ese instrumento   de carácter jurídico para saltarse las instancias democráticas y reunir tras de sí ,  tanto el poder ejecutivo como el legislativo. Desmontar todo ese andamiaje requiere tiempo, más  cuando tiene una base popular que es la base positiva de la revolución chavista, a quienes se les sacó de la pobreza y por lo tanto son seguidores incondicionales de la revolución. Ya se ha demostrado que sin necesidad de  adoptar el modelo comunista se puede disminuir el nivel de pobreza, como es el caso de Brasil y de Perú, para citar dos casos de diferente espectro ideológico pero con  la misma intención de buscar la igualdad social por etapas. Y sin necesidad de comprometer la situación de las clases medias que se han visto afectadas por el desabastecimiento y la escases en artículos de primera necesidad.

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