sábado, 27 de julio de 2013

ALVARO GOMEZ: MARTIR DE LA DEMOCRACIA



POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

Empezó su vida política con el Inri de ser poco amigo de la democracia y se movía dentro de ella porque tocaba y no por plena convicción. Por eso cuando estuvo en el Congreso por primera vez, se hizo célebre porque llevaba a las sesiones pitos para interrumpir y sabotear las exposiciones de los demás parlamentarios. Y como también había sido o era hijo del ejecutivo, pues tenia una mala imagen  ante los demócratas sinceros o de  los de opereta. Y era el centro de un gobierno presidido por su padre Laureano Gómez, quien llevaba adelante, según los liberales, un gobierno dictatorial. Todo ese se interrumpió  cuando el golpe de estado en 1.953, cuando Laureano Gómez fue desterrado por el general Rojas Pinilla.  En el exilio escribió su mejor libro, La Revolución en América, en donde sostiene la tesis de que en América no prendió  ni prenderá la revolución.  Al regresar del exilio las cosas empezaban a a cambiar, porque si Laureano Gómez había sido desterrado a España, ahora era entrevistado por Alberto Lleras en los puertos de moda para el turismo español, como Benidorm y Sitches. De ahí nació   el Frente Nacional y Alvaro Gómez se montó en él con entusiasmo. No así  Jorge Leyva, su amigo y compañero de la víspera, quien se hizo jefe de un conservatismo que no se dejaba convencer por esa nueva política.  No obstante la relevancia tanto intelectual como política  de que disfrutaba, su nombre no fue tenido en cuenta para los turnos presidenciales y de ahí que se escogieran a Guillermo León Valencia y Misael  Pastrana para los correspondientes al conservatismo.  En esa  forma, se le cerraron los caminos presidenciales, pues ya llevaba el estigma de ser el hijo de Laureano Gómez y el liberalismo no se lo pasaba, mientras el conservatismo empezaba a perder fuerza luego del Frete Nacional.  De ahí en adelante, todo intento para llegar a la presidencia era una derrota. Y empezó un calvario  que lo llevó primero al secuestro cuando un grupo guerrillero lo tomó por su cuenta y lo tuvo bajo vigilancia implacable y en condiciones vergonzosas el tiempo suficiente como para que el país  lo extrañara. Vivió  en carne propia pues, el drama del secuestro, el alejamiento de su familia y se hizo famosa su correspondencia con su esposa desde el lugar del secuestro. Todo el mando  laureanista y  alvarista montó  guardia y su trabajo con el grupo guerrillero logró que volviera a la libertad.  El regreso fue apoteósico  y su prestigio político se fue acrecentando  hasta el punto de considerarlo un presidente honoris causa, tanto por sus conocimiento y trayectoria política, como por la brillantes de su palabra. Por eso fue a la Constituyente, en donde fue figura principal y colaboró  en darle forma a la nueva carta política. Allí  está su impronta en muchas de las normas consagradas. Pero faltaba lo peor. Cuando el país se veía sorprendido por el escandalo de los  dineros de la mafia en la campaña de Ernesto Samper, se constituyó en el centro de la fuerza opositora y seo fue suficiente para cegar su vida. Se la quitaron, cuando salía de la universidad Sergio Arboleda, luego de dictar su clase de ideas políticas. Lo acribillaron y rociaron con su sangre el vehículo de la familia. Así  pagaba con su vida, el amor por una democracia  que no supo entenderlo.

No hay comentarios: