POR: RAUL
PACHECO BLANCO.
Tener como referencia a Francia es de por si ambicioso.
Un país con la tradición de
mundanismo, de cortesía, de saber vivir , de su relación con las mujeres,
resulta atrevido compararlo con un país
mestizo y tropical como Colombia, cuyos presidentes han sido más cercanos a la
vida conyugal , plácida y tranquila. Para hacer
el estudio histórico de su
comportamiento, debemos sacar de
entrada a nuestro libertador Simón Bolívar y a
Francisco de Paula Santander, pues los
demás han posado más bien de
zanahorios. Para alcanzar la jerarquía
francesa nos haría falta un Napoleón III, “ un fornicador implacable comparable
solo con Strauss –Kanh,” según el decir de
Miguel Mora ( El Pais, 19-I- 2014 ), quien desposó a Eugenia de Montijo por allá en los años 53
del siglo XIX, dejando a un lado a su mujer,
mientras aquí elegíamos al general José María Obando, más dedicado a
pensar en la suerte del general Sucre y en ponerle zancadillas a su pariente Tomas Cipriano de Mosquera, que
en tener aventuras amorosas. Si acaso Rafael Núñez alcanza alguna estatura
ante sus pares franceses cuando llevó al palacio a Doña Soledad Román .Ahora , buscarle una contraparte
criolla a Felix Faure, quien murió en
pleno palacio de gobierno haciéndole , o mejor, dejándose hacer el amor de
Margarita Steinheil , no hemos alcanzado hasta ahora esas alturas. Clemenceau
llegó a decir que Faure había
vivido como César y había muerto como Pompeo.
Ahora, al entrar al siglo pasado, la cosa se va mejorando, pues luego
del zanahorismo del general Charles De
Gaulle, a quien resultaba difícil
conseguirle amantes por la estatura, le siguieron Francois Mitterrand, que
dejó para la historia la velada imagen de su esposa en sus funerales , al lado
de una de sus hijas extramatrimoniales. O
Giscard , quien se dedicaba a cortejar hasta la misma princesa de Gales
para la cual vino a escribir una novela. O Jaques Chirac, casanova de
profesión, que hasta la prensa se cansó de cazarlo en sus aventuras porque ya
no era noticia, para continuar con Sarkosy quien dejó a un lado a la bella Cecilia para llevarse al
Eliseo a la más bella Karla Bruni y, ahora, el menos reputado Francois Hollande a Segoléne Royal para
instalarse en Palacio con la Triwellier y
luego pasarle a ésta por las narices a la vedette Julie Goyet .
Nosotros no podemos presumir con don Marco Fidel Suarez haciendo las mismas
cosas del señor Faure, ni con Laureano
Gómez corriendo base por alguna mesera de café. Y la última colección de
presidentes, empezando por Cesar Gaviria, a quien
nadie ha sorprendido en
malos pasos con alguna dama, ni a
Ernesto Samper, quien si bien ha tenido dos matrimonios , apenas si se
le conoció a la monita retrechera, pero
por otras cosas. De Andrés Pastrana, tampoco ha salido al aire nada especial,
de Alvaro Uribe, es que ni le queda tiempo
de estarle dando en la jeta a tanto
marica y de Juan Manuel Santos,
que va por la segunda esposa, pero no más
y, no se lo imagina nadie montado
en una moto, con casco puesto para protegerse
del asalto de un fotógrafo.
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