sábado, 28 de septiembre de 2019

BIOGRAFIA DE BARCO DE MALCOM DEAS



POR: RAUL PACHECO BLANCO

 Está uno tan familiarizado con la biografía novelada, o por lo menos con el modelo de crónica o  historia de los hechos, que el simple trabajo de archivo le deja a uno la sensación de un  borrador o de unos apuntes

Este es el caso de Malcom Deas, con su biografía sobre Virgilio Barco, quien hace un trabajo de archivo y sobre el soporta todo el andamiaje de la biografía, pero sin que se meta de lleno en la vida del personaje, sin que se relacionen los hechos para alcanzar el grado o clima que se respiraba en esa hora.

De entrada, hace un  flojo recuento de lo que fue la vida de Barco en provincia, donde recibió el bautizo de la violencia política, sin que nos quede algo que llame la atención, quizá porque se trata de un personaje que es el antipersonaje mismo, ya que carecía de lo más elemental para un  político y es su capacidad  de comunicación, su facilidad de expresión o al estilo del político tradicional, cuyo modelo es el político humanista. Nada más alejado de la personalidad de Barco que esa clase de modelos.

Se centra luego la biografía sobre el tema más importante como lo fue su presidencia, una presidencia, que recibió todo el calibre de la fuerza del narcotráfico. Como que los más duros golpes que este dio al país los realizó dentro de la presidencia de Barco.

Pero como decíamos atrás, se echa de menos el relato que nos reviva esos momentos tan álgidos vividos por el país, cuando las bombas eran la manera de dar los buenos días y en donde faltó poco para que el jefe de la policía, el general Maza Márquez, saliera volando en átomos como Ricaurte en San Mateo.

En lo referente a la presidencia, el trabajo de Deas se reduce a darnos una idea de los anillos de poder que interactuaban alrededor de Barco, pues mientras el senador Mestre, era el encargado de armonizar el juego político con el congreso, existía, lo que llamó Mario Latorre, el sanedrín, que eran los encargados de idear la alta política, en donde estaban él, Cepeda, Juan José Turbay. Y otro, el que manejaba el tiempo del presidente, como su secretario privado, el empresario.

Y le faltó  a Deas investigar más a fondo el por qué Mestre no pasaba de ahí, de ser la carne de cañón en el congreso, lo mismo que Rodolfo González en la Contraloría, para encontrar con que Mestre era el enlace con el cartel de Cali, que entre otras cosas, le tenía colocado a su hermano en el banco de los Trabajadores de Bucaramanga,  propiedad del cartel, lo cual los hacia impresentables ante la opinión pública.

Y hace la enumeración de los principales problemas que tuvo que enfrentar la administración, en donde el tema central es el narcotráfico, luego analiza el papel desempeñado por las Fuerzas Armadas, la Policía, el Das y la justicia, lo mismo que trae a cuento el proceso con la guerrilla del presidente Betancur, al hacer un contraste con lo que estaba haciendo Barco y encontrar lo mal concebido que estaba el de Betancur. Y enumera los principales eventos de la violencia de los narcos.

El país  no se dio  cuenta del paso del simple goteo de la marihuana al narcotráfico con  la coca, que ya adquiere relevancia mundial y de un simple arranque en Santa Marta con la marihuana se pasa al problema grave que se vino a  contemplar más adelante.

Y queda muy claro que el proceso de la nueva constitución vino precisamente de la administración Barco, que presentó el proyecto, pero no alcanzó a socializarse lo suficientemente y, en ultimas, tuvo que abortarlo para no dale gusto al narcotráfico que exigía la aprobación de la no extradición, cosa a la que no se allanó Barco.

El verdadero gestor de la Asamblea constituyente fue Barco y No Gaviria,

LA BIOGRAFIA DEL LIBERTADOR DE MARIE ARANA


POR: RAUL PACHECO BLANCO

Leyendo la biografía de Bolívar escrita por Marie Arana, se da cuenta de que Venezuela está tomada, no por los amigos del Libertador, que la llamaron bolivariana, sino por los amigos del general Páez, el célebre león de Apure, quien vivió  en plan de furioso nacionalismo.

Y en realidad de verdad, el que estaba fuera de lote y tenía un concepto global de estos pueblos, era Bolívar, los demás, no pasaban de sus propias fronteras de país, bien sea Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia. En eso lo dejaron solo al Libertador, como en su final, cuando recorre el periplo hacia San Pedro Alejandrino, para que cesaran los partidos y se consolidara la unión, cosa que evidentemente no ocurrió.

Se trata de la más completa biografía del Libertador, en donde no quedó espacio que no se investigara y trae a cuento multitud de hechos que aparecían enterrados en la desmemoria bolivariana.

Todo comienza cuando los Bolívar en Venezuela se llamaban De Bolívar, por títulos de nobleza que negociaban con la corona española y que les dará cabida para que el niño Simón Bolívar a los trece años, sea recibido por la realeza y haya conocido a Fernando Séptimo cuando también era niño.

El hecho de haber quedado a tan temprana edad huérfano y en manos de sus tíos, le dará la oportunidad de conocer mundo, de codearse con  la realeza europea y se da el lujo de tener su propio preceptor como Simón Rodríguez, mientras sus propiedades en Venezuela le dan para sostener ese tren de vida, lo mismo que las minas.

Se casará muy joven con doña Teresa del Toro, cuya muerte tan temprano lo dejará una vez más solo frente a su destino, que ya sentía dentro, como  lo era la independencia de su país y de  América.

Y vienen sus primeras luchas y conoce al precursor, a quien sigue y pelea a su lado, hasta que cansado ya de luchar se echa con las petacas y se las cobra Bolívar, cuando lo hace preso y lo entrega a las autoridades españolas.

La historiadora nos pasea por uno y otro país, ya sea Venezuela, ya la nueva Granada, donde Bolívar empieza a hacer sus primeros pinitos para conseguir la independencia. Y le saca partido a la invasión napoleónica a España, cuando el corso, engaña a Fernando VII y le pide permiso para pasar a Portugal y se queda dentro de la España del borbón, a quien hace preso y empieza a la dominación en manos de su hermano el célebre Pepe Botella, a quien hace regente.

Admira también cómo las autoridades colombianas le dan carta blanca al libertador para que empiece su lucha contra la monarquía española y su paso por las demás repúblicas andinas, donde se le abren las puertas, bien sea Ecuador, Perú o Bolivia.

Si bien la autora describe hasta el último acto en la vida de Bolívar, no ahonda en su concepción política ni se adentra en lo que fue el aporte suyo tanto al derecho como la orientación política  que debían seguir los países recién libertados.

 

 

 

DECIDIÓ CONTARLO ENRIQUE PERRY



POR: RAUL PACHECO LANCO

Guillermo Perry sacó la cara por loa técnicos y  escribió un  libro para  contarnos todo lo que había hecho en su paso por los principales cargos de planeación y de hacienda, en distintos gobiernos, para darnos cuenta del trabajo realizado, como para darnos una idea de las personas que ocuparon la presidencia de la república. De ahí que nos demos cuenta de mucha letra menuda, que pasa de largo sin que se tenga conocimiento de ella y pasa desapercibida.

También  para hacer un  inventario de los presidentes que nos han gobernado y la actitud valerosa y honesta que tuvo en el gobierno de Samper, al haberle renunciado por la entrada de dineros calientes a su campaña política. Y le dijo en su lenguaje de técnico que no siguiera mamando gallo con eso, que se entregara a las autoridades y dejara de seguir jodiendo, con la misma cachaza con que en familia se trata la familia Samper en familia. Que a él no le venía a mamar gallo y por eso se separó  del gobierno.

El tiempo se ha encargado de darle razón y hoy lo tiene como un personaje de mostrar, que además, en parte, ha ayudado a dirigir nuestras finanzas públicas por muchos años, en un  país, como Colombia que se ha caracterizado por el buen manejo de la hacienda y la economía colombianas. Así el manejo político haya sido otra cosa.

Es benévolo con los presidentes de su propio partido, mientras muy severo con los conservadores, especialmente con el  expresidente Misael Pastrana a quien no puede ver ni en pintura, y lo considera como el ser más vanidoso del mundo porque se pone bravo con un subalterno que le falta al respeto, mientras admira al presidente López Michelsen por haber contratado a los rusos, para mostrar en algo su identidad de izquierda, para que realizara la construcción de la represa de Urrao y que los rusos, en demostración de afecto y gratitud le habían correspondido con la traducción al ruso de su novela Los Elegidos, y llevarla al cine.

Este artículo se escribió antes de la muerte de Enrique Perry, hecho que lamentamos.

 

martes, 3 de septiembre de 2019

LA “NIÑA CECI” EN EL EXTERNADO DE COLOMBIA

POR: RAUL PACHECO BLANCO

Esa mañana el sol lucía radiante, sin sombra alguna que viniera a interrumpirlo y penetraba por todos los recodos de la entrada principal del Externado de Colombia, poblada de muchos árboles, pero sin que llegaran a perjudicar el brillo del sol. Se realizaba un acto académico, en donde llevaría la palabra el expresidente  López Michelsen, quien se hallaba acompañado de su esposa, la niña Ceci, como la llamaban las gentes de Valledupar, cuando aquel fue el primer gobernador del nuevo departamento. Eran los años noventa.

Yo trataba de acomodarme, de buscar un lugar donde el sol no apretara tanto y lo mismo le ocurría a otros tantos y, alumnos y profesores  nos  reuníamos  para escuchar al expresidente.

En las filas de los invitados especiales estaba la niña Ceci, pero sin que pudiera protegerse de alguna sombra amable. Se hallaba sentada si, en un incómodo asiento metálico, pero con el sol de frente, acariciándole el rostro blanco y sonriente. Miraba hacia un lado y otro y  le paraba bolas a lo que decía su esposo, quien leía su discurso, con ese dejo pausado que lo caracterizaba, rayano en la languidez.

Yo por mi parte, cada vez que podía, mientras escuchaba al expresidente López, miraba hasta donde se encontraba la niña Ceci, y establecía comparaciones con la demás gente: Señoras muy bien arregladas, bien sentadas, pero con la incomodidad a flor de piel, en sus rostros se veía el fastidio por el sol que les caía de frente y sin esguinces. Y volvía a mirar a la niña Ceci, y encontraba su rostro imperturbable, sin un  ligero gesto que denotara cansancio, fatiga, fastidio, nada, siempre la sonrisa a flor de piel. Sin arrugar la cara.

Alguien al verla bajo el sol picante de tierra fría, que es más fuerte que el de tierra caliente, le  acercó una sombrilla compasiva para ablandar el sol. Pero ella, con la misma sonrisa en los labios, sin mover un solo músculo de la cara, dio las gracias y rechazó la oferta.

Ante esta actitud la amable anfitriona tuvo que retirarse con su sombrilla en las manos, para colocarla en el mismo sitio donde la había tomado.

Y la niña Ceci, seguía impávida. Y sonreía, como sonríe la realeza en ceremonias parecidas.

Yo me distraje más mirando la actitud de la niña Ceci, que en el discurso del compañero-jefe, y  no hallaba donde protegerme  del sol calcinante, que en nada afectaba el rostro sereno de la niña Ceci.

Ahora, a los 105 años y cuando ya no le caía  el sol en la frente se ha ido con la misma sonrisa en los labios, la Niña Ceci.