viernes, 29 de octubre de 2010

EL RESCATE DEL CONSERVATISMO EN SANTANDER

Por : RAUL PACHECO BLANCO.
Al conservatismo de Santander hay que rescatarlo como a los mineros de Chile .Se encuentra bien debajo de la tierra, a una gran profundidad , y de ahí que necesite el auxilio de la técnica, de la voluntad, de la inteligencia y de la pasión de los conservadores para que se produzca el milagro que en Chile hicieron posible el presidente Piñera y todos los chilenos. En este momento parte de cero. No tiene representación en el senado de la repùblica, como hecho insólito a través de toda su historia. Un solo representante y un par de diputados y concejales y pare de contar. No tiene representación en el gobierno departamental, lo que le ha permitido al gobernador Serpa Uribe convertir en un fortin liberal el viejo edificio del parque García Rovira.Y si no fue gobierno durante el cuatrenio serpista, todavía menos fue oposición. Por eso el gobernador se dio el lujo que no pudo darse el coronel Aguilar de que nadie se haya atrevido a discutirle su obra de gobierno, que por cierto no conocen los santandereanos sino a través de premios, de condecoraciones, de pantalla, pero sin que se pueda visualizar para ver la envergadura de la obra realizada. Ahora se viene una etapa electoral en que hay que elegir gobernadores, diputados y concejales y un partido de la importancia del conservatismo no puede afrontar el debate así al descubierto, sin directivas, sin norte, sin destino . Por lo que se ve, en las próximas elecciones las fuerzas se van a polarizar entre el candidato del gobernador Serpa Uribe y el candidato del coronel Aguilar. Va a ser una lucha de administraciones. Si es que el ex presidente Uribe no decide intervenir en la campaña , pues esta sería una tercería. Esto en cuanto a la gobernación. Si el conservatismo no se reunifica, no se hace reingeniería, no se reinventa termina siendo socio minoritario de cualquiera de las de las fuerzas en contienda. Es decir, una mano de obra mercenaria que se vende al mejor postor. Para que esto no ocurra, el partido conservador debe conformar un directorio en donde esté lo más representativo de su clase dirigente, en orden a orientar la política a seguir y sobre todo, para hacerle frente al próximo debate electoral. Debe recuperar la casa conservadora, que es patrimonio del partido y que en buena hora donó don Bernabé Prada. Por lo tanto no es patrimonio de persona alguna, sino de toda la colectividad. Debe hacerse a un medio de comunicación que sirva de vocero. Debe señalarse unos objetivos y debe hacer planteamientos ideológicos que sirvan de orientación a tanta gente que hoy se encuentra sin brújula alguna. Una democracia como la n uestra, necesita de partidos sólidos, pero sin que entrañen peligro alguno para los demás. El conservatismo solo pide que lo admitan como socio de juego.

viernes, 22 de octubre de 2010

LA RESPONSABILIDAD JURIDICA DE URIBE EN LAS “CHUZADAS”.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

No cabe duda de que el inspirador al menos de las chuzadas fue el ex presidente Uribe.
Pero de otra parte, el ordenamiento legal está hecho en tal forma, que un ex presidente resulta prácticamente irresponsable. Antes en la constitución del 86 expresamente se consagraba esa irresponsabilidad, en la del 91 se tamizó, se hizo una filigrana procesal, que consistía en que primero cualquier acusación iba a la Cámara de representantes y luego al senado. Y solo si el senado lo juzgaba viable lo enviaba a la corte Suprema para investigar delitos de carácter común. Por eso el ex presidente Ernesto Samper fue absuelto, cuando existían todas las pruebas para que hubiera sido condenado. La Cámara de Representantes se encargó de enervar la acción penal y no pudo continuar el trámite adecuado que era el juzgamiento por parte de la Corte Suprema. Aquí va a pasar lo mismo. El caso se ventilará en la Cámara y seguramente de allí no pasará, por cuanto se tiene mayoría suficiente para archivar el negocio. Ya esperan turno los nuevos Heine Mogollón. Esto lo sabe todo el mundo, pero nadie ha querido poner una pica en Flandes para que se le de atribuciones a la Corte Suprema para aprehender de oficio un caso de este tipo. Por lo tanto, el fariseísmo es colectivo. Ahora, si va a la Corte, también le queda muy difícil condenar al ex presidente Uribe, ya que en esa materia se ha establecido que la responsabilidad de los funcionarios va hasta cierto límite, de acuerdo con la orden dada. Si el subalterno se sale de allí, su responsabilidad es individual y salva al ordenador. Esto ha sido doctrina ya en materia de jurisdicción militar en donde existe la obediencia debida, lo cual resulta todavía más gravoso para el superior, pues el subalterno se puede escudar en la orden dada. Pero la Corte Constitucional ha señalado que cuando un subalterno excede la orden dada, el superior no carga con la responsabilidad y se libera de ella. Esta el clásico ejemplo de la orden dada por el superior para que en misión de orden público se tomaran una casa campesina y los subalternos terminaron robándose las gallinas y violando a las mujeres. Allí pues, se desbordaba la orden dada por el superior y se liberara este de la responsabilidad. En la jurisdicción civil, y en el caso administrativo, no existe por puna parte la obediencia debida, pues el subalterno si encuentra auge la orden dada es injusta , inmoral o ilegal, bien puede relevarse de ejecutar el acto enderezado a salirse de las normas del derecho. Por eso el ex presidente Uribe ya se ha curado en salud al señalar que él dio expresas órdenes para el seguimiento de unos magistrados que se estaban saliendo de la órbita legal y tenían por lo menos acercamientos con personas que actuaban fuera de la ley, acepta la responsabilidad. Pero no si los subalternos avanzaron más pues ya sería responsabilidad de cada cual. Además, la culpa penal es individual.
Por lo tanto, aun bajo el punto de vista jurídico más exigente, el ex presidente Uribe saldrá ileso de este percance, porque las leyes colombianas lo han querido así : que los presidentes gocen de inmunidad, así la constitución no lo diga explícitamente, pues implícitamente si lo permite. Manes de nuestra manía leguleya. De hacer leyes amañadas, regidas por la malicia y el cálculo cundiboyacense.

lunes, 18 de octubre de 2010


















NO HAY SILENCIO QUE NO TERMINE:
Por: Raúl Pacheco Blanco

LO LITERARIO.

No sabemos si Ingrid Betancourt quiso escribir una novela sobre su secuestro y empezó en ese estilo descriptivo, en que las cosas se van sucediendo a nuestro alrededor, las contemplamos y cohabitamos con ellas. O por el contrario, quiso simplemente relatarnos su secuestro, con un criterio narrativo, en pasado, sin detenerse en ese fluir de las cosas en el mismo momento en que se está leyendo. Si quiso hacer lo primero, pues fracasó en su intento, porque no obstante la crudeza y el realismo con que cuenta las cosas, no tiene la fuerza descriptiva de ese primer capítulo. Sin embargo me atrevo a pensar que esta fue más bien una decisión del editor que resolvió poner como gancho para que el lector de una vez quedara atrapado por el suspenso que la fuga produce y se deslice como si el tiempo se fuera por el filo de la navaja, o al tajo en que se inicia el precipicio, ya a punto de caer. Por eso Juan Carlos Pastrana cayó en la trampa, cuando se dejaba embrujar por ese primer capítulo que según él, sería como para un premio Nobel. Se adelantó al resto de la obra.
Y lo digo, porque los hechos del primer capítulo fueron posteriores a los que aparecen de primeros en el libro.
La autora escogió para narrar, la primera persona que se acomoda muy bien a la experiencia personal que ella vivió en la selva.
Llama la atención en primer lugar, la solvencia con que la autora maneja las palabras y construye las frases, lo que denota la presencia de una escritora de primera línea.
Se ve que la novela , el cuento y demás medios literarios no le son esquivos y de ahí que esa influencia literaria se va manifestando en los diversos capítulos. No debemos olvidar que ella es hija de un intelectual, como lo fue Gabriel Betancourt Mejía y que además, se educó en la escuela de derecho a dónde van los grandes políticos franceses y que uno de sus compañeros de curso fue nada más y nada menos que Dominique de Villepin, ex ministro de estado y émulo de Nicolás Sarkozy.
Por eso hay momentos en que uno se sienten metido en el universo de Conrad, cuando en el Corazón de las Tinieblas nos trazó una visión de la selva que se compenetraba en tal forma con su personaje central, como si fuera una liana más del paisaje, en una simbiosis entre hombre y naturaleza, difícil de superar. Y en otras, se ve fugazmente la huella de Pedro Páramo, el personaje de Rulfo. Otros críticos le han encontrado parentesco también con Stefan Sweing, por la forma de manejar el suspenso.
Pero los capítulos son desiguales : unos muy bien llevados, en tanto que otros apenas se mantienen como retazos o como si hubiera cansancio en la narradora. Hay momentos en que el libro de vuelve tedioso, por cuanto aparece una rutina monocorde que hace bajarle la moral al lector.
El testimonio humano salta a la vista y reitera aquello de que el hombre es capaz de los actos más sublimes y de las mayores bajezas. Unas veces la guerrilla es magnánima con ella y luego se ensaña y lapida sin misericordia. El temple de una mujer como Ingrid queda manifestado en todos los capítulos, con ese peso de una personalidad dominante, que se hace odiar de unos y amar de otros. Lo mismo que esa estratificación inevitable, cuando se forman los núcleos y los centros de poder. En este caso, el poder elemental de los guerrilleros y como , no digamos contrapoder, sino como poder dentro del despoder, de aquellos que tenían una mayor educación y una mayor posición social y económica, que buscaban su propio acomodo en la desgracia. Aun allí, en medio de la desolación, de la humillación y de todas las circunstancias que se viven en una experiencia como esta, se quiere sacar ventaja e imponer criterios por encima de otros .
Ingrid no buscó y, los demás tampoco, una cohesión comunitaria , sino todo lo contrario, se formaron grupos y grupúsculos de acuerdo con las afinidades de cada quien. Ingrid impuso su centro de poder junto con Pérez y de ahí que en el relato de los gringos, aquellos se quejaran de ese desvío de solidaridad en que se vieron envueltos, por la insistencia de Ingrid en que ella estaba por encima de todos los demás. Y ciertamente, Ingrid nunca bajó la guardia en cuanto a la protección de esa ventaja que les llevaba a todos los demás secuestrados.
De ahí la animadversión que creó a su alrededor.
No cabe duda de que la experiencia vivida por ella está muy bien retratada en su relato Y en donde nos deja muy en claro, la enorme complejidad de su personalidad. Es muy coherente si, en su postura inicial de buscar por todos los medios su fuga, cosa que intentó en varias oportunidades, sin éxito alguno y que fue el caldo de cultivo para marear sus relaciones con los jefes guerrilleros, que en medio de todo trataban de congraciarse con ella, porque al menos ahí veían el espejismo de una sociedad tan ajena a ellos. Y el trato con una mujer delicada, de mundo, de clase, cosa que ellos no conocían ni por el forro, o acaso cuando los acercamientos en el gobierno de Pastrana entre guerrilla y Gobierno.
Otro capítulo que merece también especial atención es el Descenso a los infiernos , en donde vuelve a tomar ese ritmo narrativo del primero, con su acento y tensión de novela, Aquel donde describe : “ El bote saltó sobre la primera liana de las rocas, rebotó sobre lo segunda y estalló al golpear la tercera. Sus ocupantes volaron por los aires, propulsados como proyectiles y desaparecieron en la espuma de la tumultuosa corriente. Gafas estaba sentado frente a mí . Ni siquiera pestañeó.” ( pag 504).
Sin embargo no alcanza la dimensión de obras como Vida y Destino de Grossman, en donde se trazaron las iniquidades de los alemanes en su lucha contra los judíos en la segunda guerra mundial.
También podemos darnos cuenta de que la experiencia de Ingrid es de tal magnitud, que sobraba la ficción y de ahí que ella hubiera decidido optar por el relato que se defendía solo, como en efecto sucedió. Ya quisiera un novelista disponer de semejante material para hacer vivir a sus lectores, lo que Ingrid Betancourt vivió en la selva. Es por lo tanto, uno de los grandes relatos de nuestra literatura nacional.

LO POLITICO.

Ya en el terreno político es otro cantar. En primer lugar, Ingrid da su versión sobre la forma en que fue secuestrada, que no corresponde a la realidad de los hechos, pues hay múltiples testimonios que contradicen todo lo dicho por ella. Tanto el testimonio de los militares, quienes la disuadieron de que no pasara de allí, que no se internara en un territorio dominado por las Farc y hasta le hicieron firmar una constancia de que ella circularía bajo su cuenta y riesgo. Esto no lo reconoce, lo que afecta la veracidad de muchos de los episodios vividos. Hasta sus mismos guarda espaldas se negaron a continuar respondiendo por ella en ese terreno minado de guerrilla. Ya sobre esto se ha dicho mucho y se llega a la conclusión de que ella buscaba posicionarse ante la opinión pública, con un secuestro que durara poco tiempo y luego salir convertida en una heroína, en una nueva Juana de Arco, como lo pretendían los franceses. Además, estaba segura que Tiro Fijo no le haría nada y le devolvería la libertad en pocos días, pues para algo se lo había presentado Piedad Córdoba Lo consideraba afín en algunos aspectos, y un anfitrión que la rodearía de comodidades y de honores, como quiera que luchaban en la misma línea con la guerrilla, cuando ella la tenia idealizada. Esto lo confirma implícitamente en su libro, cuando conoció a Marulanda, por intermedio de Piedad Córdoba.. Es decir, en una parecida jugada a la ya histórica del gobierno de Marroquín, de propiciar una “guerrita” de pocos días para poder decretar el estado de sitio y legislar por decretos. Pero la “guerrita” se le convirtió en la guerra de los Mil Dias.
Una vez capturada y secuestrada, su intención se mantuvo a lo largo de los años, de buscar siempre la libertad, a como diera, fugándose . Y lo intentó varias veces, sin conseguirlo.. Su comportamiento con los demás, está expresado en el testimonio de los norteamericanos, quienes sufrieron la pedantería de clase que exhibía ante ellos y la seguridad de su inmunidad de política en ascenso. Ella por el contrario se muestra en la narración como una persona adorable, buena compañera, colaboradora, integradora que solo buscaba el bien de los demás, cosa que no encuentra respuesta en los demás secuestrados, fuera del corro intimo que logró construir alrededor de Luis Eladio Pérez, Pinchao y uno que otro, pues sus relaciones con Clara Rojas siempre fueron traumáticas. Con ella parece que además de sus diferencias temperamentales, las distanció la atracción por el guerrillero Ferney, quien parece ser el padre de Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, pues a Ingrid también le caía bien, cosa que no soportó Clara Rojas y desató una guerra de odio contra Ingrid, por haberse metido con la persona escogida para ser el padre de su hijo.
Quedó muy bien definida la actitud tanto de Ingrid como la de Clara, pues mientras ésta quería adaptarse a su situación , inclusive proyectarse en ese nuevo mundo, para darle cabida a su maternidad, Ingrid en cambio estaba obsesionada por salir de allí para continuar en su carrera presidencial, como se lo había impuesto.
Cabe también destacar el énfasis que Ingrid le da a su condición de francesa, cosa que la hacía sentir muy por encima de los demás, pues el gobierno de Sarkosy estaba atento a lo que le sucediera y precisamente Ingrid esperaba esa ayuda francesa para lograr su liberación.
No se ve en cambio, el deseo de que el ejército colombiano le colaborara en un rescate, por cuanto lo consideraba el responsable de su secuestro, ya que había permitido que ella avanzara hacia territorio dominado por las Farc . Solo al ver que Francia fracasaba en su intento, fue cuando vino a contemplar la posibilidad de que el ejército colombiano intentara un rescate militar, aun a costa de su propia vida, pues es el ambiente se había hecho inaguantable. A través de los distintos capítulos no se ve que ella como ciudadana colombiana esperara algo bueno de su propio gobierno, lo cual casaba con la actitud que mantenía su madre, Yolanda Pulecio, quien prácticamente le echaba la culpa del secuestro al gobierno colombiano. Pero a su vez, parecía que Ingrid le ocultaba a su madre todas las humillaciones que sufría por parte de la guerrilla, pues la rabia de su progenitora siempre se enderezaba contra el gobierno y no contra las Farc . Aunque ese maltrato que ella a veces describe con trazos muy severos, aparecen episodios en que el respeto , la tolerancia y el privilegio que existían por ella en el personal de las Farc , se destaca la escena de Mono Liso, el adolescente que se masturba viéndola en su ducha como fruto inaccesible. En otro caso, la simple masturbación se hubiera convertido en violaciones permanentes por parte de los comandantes. En ese sentido, hubo respeto. ¿ O no?.
Deja si en el aire, el manejo de su sexualidad que seguramente lo considerará como un derecho inalienable de su personalidad, a la cual no puede entrar nadie. No se desnuda como muchas de las escritoras francesas. Antes por el contrario, narra unos amores de colegiala con el norteamericano Marc, a base de cartas para eludir la prohibición que les tenia la guerrilla de conversar entre si, como táctica muy extendida de evitar la cohesión entre los secuestrados y ser con ello presa fácil para los desencuentros..
Y llama mucho la atención, por último, los capítulos finales en que la narradora no da pistas de que se encuentra al borde de la libertad y vamos entrando a ese periodo como si se tratara de un día más. Y desde luego, no hacía falta narración alguna en ese sentido, pues todos nos sabíamos ya de memoria los momentos de su liberación. Ya era un campo demasiado conocido para los lectores. Así , que no hubo adrenalina ni entusiasmo, en ese final feliz. Y se desquitó con Lecompte, su ultimo0 marido, para el cual no hubo espacio en este final feliz.

viernes, 15 de octubre de 2010

EL JUEGO DE LOS “EGOS” EN LOS EX PRESIDENTES.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

El ego de los ex presidentes no es igual a los de los demás mortales. Sobre todo, porque están untados de historia. Y muchas veces hasta de gloria. O también de cierto desprestigio que los hace volver sobre sí mismos para reaccionar y defenderse. Verlos a todos reunidos en torno a una mesa, concretamente en la Junta Asesora de Relaciones Exteriores, no pasa de ser un espectáculo.
Resulta difícil lograr una coincidencia como esta. Porque sólo se da en contadas ocasiones Todos tienen cara de próceres, desde Belisario Betancur, quien en la foto de prensa se ve abstraído consultando papeles, pasando por César Gaviria, quien ya no tiene cara de niño prodigio como cuando fue presidente y ahora se manda un aire austero de estadista en receso. Para seguir luego con Ernesto Samper, con ese aire de persona seria cuando se está riendo por dentro de los demás ex presidentes y hasta de él mismo. Y llegar luego a Andrés Pastrana, también clavado en los papeles que le han dado para informarse de los temas a tratar, con su bigote bien cortado, casi tanto como el de Horacio Serpa, que se lo cuida su mujer con una devoción de artista. Y corriendo la cámara, mirando al frente el actual presidente Juan Manuel Santos, con su aire aristocrático de conde aburguesado, tratando de saludar a los ex presidentes y de explicarles el motivo que los ha convocado, es toda una feria de egos al ajillo . Cada quien se escuchará luego a sí mismo, dándole una dimensión especial a su voz, que cubre tantos espacios como los que abarcó en su administración, con la densidad que dan los hechos y acontecimientos que se graban en las placas de los edificios públicos, en los parques y sobre todo, en los textos de historia.. Belisario escuchará como un eco lejano sus épocas en que” Belisario era necesario” , de acuerdo con los slogans de campaña. Y su voz traerá las ráfagas de los tanques que sellaron el palacio de justicia y la exigencia de los guerrilleros de que atravesara la plaza de Bolívar y se pusiera a disposición ellos para hacerle un juicio público, adelantándose a la historia.
Y Gaviria , pensando en Rafael Núñez, su émulo en materia de creación de instituciones como la constitución del 91 y en don Florentino González, con su libre cambio que tomó de sorpresa a los industriales colombianos y casi los quiebra. Y Ernesto Samper, que ya fundió en bronce su frase de “ aquí estoy y aquí me quedo” , para significar su resistencia a la intervención de la Corte Suprema de Justicia a investigar su conducta con el narcotráfico, para que luego Andrés Pastrana con aires de pacificador se la jugara en paro para irse hasta la jungla y entrevistarse con Tiro Fijo para hacer la paz en un ataque demencial de ingenuidad que los guerrilleros le raparon de la mano su ofrecimiento del despeje. Ahora, Juan Manuel Santos, les notificaba a cada uno de ellos, que era su turno. Y empezó a barajar su juego, repartiendo cartas, para ver si le gana o no a los demás ex presidentes en esta cita con la historia, para acertar o para equivocarse. Tiene la palabra el presidente Santos.

URIBISMO , ANTIURIBISMO Y SANTISMO:

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

El antiuribismo comete un error de perspectiva al creer que la política que adelanta Juan Manuel Santos es de tipo antiuribista y se siente como si hubiera llegado al poder y que hubiera ganado las elecciones. Nada más desenfocado. Santos hasta estas alturas del partido, apenas está empezando a pagar la deuda que tiene con Uribe y de ahí que no se pueda desmarcar de él, de la noche a la mañana, pues requiere de un proceso. Santos, desde luego , tiene un proyecto político propio y a medida que se vaya afianzando en el gobierno, lo irá desarrollando. Va pues, en la búsqueda del santismo. ¿ Cuanto se demorará este proceso?. No lo sabemos. ¿ Cuándo se romperá el cordón umbilical con Uribe? , tampoco lo sabemos. Pero de lo que no cabe duda es que dentro de sus aspiraciones está el de crear ese santismo, que tiene solera en el liberalismo, de vieja data, pues se ancla en la tradición liberal.. De ahí que las viudos del poder, los falsos viudos, aquellos que se engolosinaban hablando mal de Uribe en los periódicos , en la radio y en la televisión, se quedaron sin oficio y sienten la nostalgia de la gasolina que les suministraba Uribe, para encender el fuego de su posición. Se quedaron sin tema, sin rumbo y sin destino, y no saben para donde disparar. A ratos se entretienen con el Procurador, a quien no bajan de ser un bebé que habla a media lengua, hasta un inquisidor que goza llevando gente al patíbulo, por amor a Cristo. Según ellos, tiene untadas las manos de sangre y de hostia, de las cenizas de los libros quemados en el parque de los Niños y del incienso de las sacristías de misa y olla. Y de acuerdo con las medidas que tome, será un inquisidor o un absolvedor. Y si sanciona a los mandos cercanos a Uribe con la destitución y la inhabilidad para ejercer cargos públicos, entonces lo hace para salvarle el pellejo a Uribe. ¿ Porqué cuando se produce una prohibición para ejercer cargos públicos como en el caso de Fernando Londoño no dicen ni pio y en cambio cuando se produce la de Piedad Córdoba entonces si ponen el grito en el cielo?. No. Así que ese antiuribismo hoy está en el desconcierto más grande, porque si apoya a Santos de plano, de pronto cae en una trampa y sobre todo, no tiene contra quién dirigir su envenenamiento en este periodo que los deja en el ostracismo periodístico. Para ellos hay un consuelo y es el de esperar a que el santismo se decante para ver por donde sale. El antiuribismo no ha podido crear un líder que los aglutine y se presente como una alternativa de poder. Es tan estéril, que sobre el tapete político solo quedan dos liderazgos : el de Juan Manuel Santos y el de Uribe.

viernes, 8 de octubre de 2010

VARGAS LLOSA Y EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA















POR RAUL PACHECO BLANCO.

Vargas Llosa ya se había resignado a quedarse en compañía de Borges, Joyce y Kafka como los grandes escritores a quienes no se les concedió el premio Nobel. Siempre se había especulado que el premio estaba reservado para los escritores de izquierda y todo lo que fuera derecha le sonaba mal, a la Academia sueca. Pero se rompió el hechizo. De los últimos premios Nobel solamente Pamuk ha recibido la consagración de los lectores. Los demás, no han estado a la altura de las circunstancias. La obra de Vargas Llosa por el contrario, ya había conseguido la consagración de los lectores del mundo. Desde que se inició con La ciudad y los perros, ya se vislumbraba el futuro que le esperaba . Vinieron obras de mucho calado como La Casa Verde, Conversación en la catedral, El Chivo, la gran novela dedicada al dictador dominicano Leonidas Trujillo, don Pantaleon y las visitadoras, etc. Ha sido uno de los más prolíficos escritores latinoamericanos del siglo XX. Pertenece a una generación que se dedicó a redescubrir sus propios países, a darle un contenido latinoamericano a sus obras, tratando de abandonar las influencias de lo parroquial y anecdótico, del costumbrismo siglo XIX, muy apegado a la descripción rural de los paisajes y la lenta vida de una sociedad periférica. Ellos urbanizaron la literatura y se metieron a encontrarle el sabor de la guayaba, como diría García Márquez. Hay tres obras que llevan un hilo conductor en esa perspectiva y son Cien Años de Soledad, La Región más Transparente de Carlos Fuentes y Conversación en la catedral de Vargas Llosa. En la primera de ellas, el acercamiento hacia una realidad propia la hace Garcia Márquez desde el mito. Trata de fundar el pueblo nuestro desde la literatura, echando mano de la exuberancia en el lenguaje y en el entorno en que se mueve. Los personajes son mitológicos y se desplaza en un espacio entre la realidad y la ficción. Alli la magia de García Márquez descubrió lo real-fantástico . Fuentes por su parte en la Región mas Transparente busca las raíces de la nación mexicana, el color y la textura de su gente, ya no en forma mítica, sino histórica, con un criterio descarnado y critico. Así se pasea por toda la historia de México para ir sacando conclusiones, en una especie de catarsis, para encontrar la transparencia. Y Vargas Llosa hace ese mismo escrutinio, pero referido a una época más contemporánea en el Perú del siglo XX. Siguiendo su sentido de lucha contra el poder, para desnudarlo y estigmatizarlo, algo que tuvo muy en cuenta la Academia sueca para darle el premio Nobel, como lo haría luego desde un ámbito ya biográfico en la Fiesta del Chivo. Ahora la nueva literatura latinoamericana se sale de ese contexto y entra en una fase ya globalizada en donde el elemento primordial no es el nacionalismo narrativo, sino en poner a jugar el pasado dentro del presente, como lo han hecho Gabriel Vásquez, Enrique Serrano y Andrés Newman., para citar algunos casos. Ahora, Vargas Llosa es un ensayista, un analista de los fenómenos políticos y culturales de Latinoamérica y el mundo y al lado de Carlos Fuentes, Mariano Grondona, Openhaimer, los màs grandes ensayistas nuestros. Esta vez, la Academia sueca acertó.

viernes, 1 de octubre de 2010

PIEDAD CORDOBA.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

Un líder debe ser lo suficientemente consistente para llegar a inspirar confianza. No puede tirar la piedra y esconder la mano. Piedad Córdoba ha tratado de un crearse un liderazgo en la izquierda para aspirar al poder, en alianza con Hugo Chávez. Pero se ha ubicado mal. Ella no puede caber dentro del liberalismo, porque este partido se derechizó y por lo tanto ya no tiene nada qué hacer allí bajo el punto de vista ideológico. Lo hace por razones de estrategia política, pues cuando tira la piedra y viene la reacción de las autoridades ahí está César Gaviria como jefe del liberalismo para apoyarla y crearle el respaldo necesario para enervar cualquier efecto desfavorable a la líder izquierdista. Esa es la razón por la cual ella continua en el liberalismo, cuando su lugar natural debe estar en el Polo, más afín con sus ideas de izquierda, en donde está, por ejemplo, Carlos Gaviria. Pero este apoyo no es suficiente para ella y de ahí que necesite del liberalismo como escudo para sus travesuras políticas. A su vez le crea serios problemas al liberalismo, porque si este partido ingresó al gobierno de Juan Manuel Santos , lo pone en malos términos con éste al otorgarle el apoyo a la senadora. A Carlos Gaviria también se le ha acusado de simpatías con las Farc , pero la Procuraduría no lo ha condenado como acaba de hacer con Piedad Córdoba, porque esta sí ha hecho patente su vinculación con las Farc . Dígalo si no la confianza, el trato íntimo con que ella trataba a los guerrilleros cuando las liberaciones de secuestrados, su cercanía e identidad ideológica con Chávez, sus fotos en que aparece abrazada con guerrilleros, sus declaraciones en el exterior. Ingrid Betancourt en su libro cuenta que ella conoció a Tiro Fijo por intermedio de Piedad Córdoba. Todos son indicios de su responsabilidad, que unidos a las demás pruebas aportadas por el Procurador, sacan adelante una sanción, como la que acaba de recibir. Nelson Mandela para alcanzar la democratización de su país, nunca asumió posturas ambivalentes . De ahí que su lucha debió continuarla desde la cárcel. Y desde allí salió para asumir el poder. Y citamos ese ejemplo para darle dimensión a Piedad Córdoba y no tratarla como una figura insignificante y pálida. Enfréntese al Procurador y dígale que ella representa un todo ideológico y que saque las conclusiones que quiera sacar, que sus contactos con las guerrillas son ciertas, porque ellas representan la verdadera legitimidad y la justicia. Estas actitudes son las que producen el poder y el bronce. Lo demás, son liderazgos de pacotilla que se quedan para líderes menores y no de la envergadura de Piedad Córdoba, que es una negra Grande.