POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
El problema de Cataluña es
que no tiene salida constitucional. El pueblo catalán no es soberano,
como para tomar una decisión de retirarse de España, pues simplemente goza de
autonomía, al igual que las demás regiones españolas. Además, el pacto que se
realizó en 1.978 , no viene de países o
naciones que han cedido su soberanía en favor de una nueva organización, sino
que simplemente se concibió una soberanía del pueblo español, inescindible. La soberanía no fue cedida a la nueva
organización por el pueblo catalán, el vasco, el gallego, etc, sino por el
pueblo español, como una sola cosa, como unidad jurídica. Tampoco incluyó un
pacto con retroactividad en el caso de decidir sobre la permanencia en la unión
nacional. Inclusive la misma constitución prohíbe la federación de comunidades.
Por lo tanto, tiene todas las puertas cerradas.
El art 2 de la constitución establece la indivisible unidad
de la nación española , patria común e INDIVISIBLE de todos los españoles. Y
solo reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la
integran. Dado ese hecho se concibió el sistema regional o autonómico, que
rompe el centralismo pero a su vez tampoco avanza hacia la federación, que
podriría ser la salida actual. Sin embargo, los catalanes quieren la independencia
por encima de todo : ser nación soberana y, desde luego, pertenecer a la unión europea con ese status. Es un viejo
sueño que ya acariciaba Jordi Pujol
cuando fue presidente de la Cataluña y uno de los lideres más influyentes de la
región. Ahora el presidente Mass se la juega para buscar esa salida a través de
un referendo, que solamente está establecido para reformas constitucionales
y por más que lo ganen queda pendiente la voluntad del
pueblo español, que es el que tiene la soberanía y el que decide. Lo que no se
puede entender es que si España enfrenta semejante situación económica, se den
el lujo las regiones de optar por una salida que complicaría aún más las coas,
no solamente para España, sino aun para la misma Cataluña. El hecho de ser una de la regiones más prósperas de España no
le da el rango suficiente como para llegar a la Unión Europea con cara de
nación, cuando Grecia está en la olla y podría ser el espejo en el cual se deben
mirar. Además, los españoles una vez surtida la independencia catalana, no
permitirían el ingreso de Cataluña a la Unión Europea. Luego lo único que juega
ahí es el papel disuasivo de las amenazas de independencia para lograr el paquete económico suficiente
para recomponer sus finanzas maltrechas. Así que
ese juego de todo o nada no llevaría a ninguna parte y los perjudicaría a
todos. Y no hay señora Merkel para tanta
gente.
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