POR: RAUL
PACHECO BLANCO:
Hay que reconocer que a la selección Colombia le ha ido bien
en manos del profesor Pekerman, que ha dado lugar para que surjan de allí
estrellas a nivel mundial como es el caso de Falcao García, cuando jugaba, de
James Rodríguez, Baca, Ospina, Arias, y que es reconocido el nivel de futbol
que exhibe. Pero también hay que reconocer que la selección no juega su propio
futbol, no ha encontrado su estilo de juego. Observen ustedes y verán la
actitud que toma la selección en cada partido y se darán cuenta que ni es
equipo agresivo ni defensivo. Su sola estrategia se basa en acomodarse al juego
del otro, tratar de neutralizar el relato que trae preparado el rival, sin que
le importe mostrarse como es, desnudando sus propias potencialidades, porque le
importa más el juego del equipo contrario. Si ustedes cierran los ojos y se
imaginan cómo empieza a jugar Colombia a partir de que se pone la pelota en
movimiento no encontrará rasgo alguno que lo identifique, primero porque hay
que saber a qué rival se enfrentan. El equipo que tiene su propio estilo, sale
con él desde el primer momento. Pensemos en el Barcelona y uno se imagina el
movimiento de pelota incesante, como un estilete que va abriendo camino para rajar
la piel y en este caso, hacer el gol. Es como en el arte moderno, la pintura
que hace escuela es la que presenta su propia versión de las cosas, la que
tiene una identidad que salta a la vista. Uno ve un Picasso y de una vez lo
identifica porque no se parece a otra pintura. O la célebre Naranja Mecánica
que practicaba un futbol total: todos atacando y todos defendiendo. Y ponía en
práctica ante cualquier adversario que se le presentase, fuera mejor o peor que
él. En eso hay que reconocerle al profesor Maturana, que ideó un estilo de
juego que afortunadamente paso de moda por ineficaz, pero al menos tenía esa
carga de identidad. Pero la actual selección no la tiene, no obstante el buen
papel desempeñado, la calidad de sus jugadores que esta fuera de juicio y la
dedicación y entusiasmo del profesor Pekerman. La selección Colombia pues,
juega a partir del estilo de juego del adversario, pero no para destruirlo sino
para acomodarse a él y tratar de vencerlo en el mismo terreno. Se toma el
estilo del adversario y el reto que se impone es el de derrotarlo en su propio
estilo. Pero no sale a jugar su propio fútbol.
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