POR:
RAUL PACHECO BLANCO.
La situación del partido conservador la podemos observar gráficamente
en la persona de Paloma Valencia Laserna, hija, nieta y bisnieta de conservadores,
metida ahora en las redes del uribismo, que evidentemente no la tiene secuestrada,
sino que se vale de su carisma, de su inteligencia y de su belleza para formar parte
de sus listas al Congreso. Ella es hija
de Ignacio Valencia, quien a su vez es
hijo de Guillermo León Valencia y éste hijo del poeta Guillermo Valencia. Es
decir, cualquier bobadita. Hija además del gran Cauca, de aquel que en el siglo
XIX abarcaba medio país y de donde salió el valle del Cauca y cuna de cuanto prócer pequeño o grande hubo en ese siglo XIX. Con
todos estos pergaminos, Paloma Valencia no está hoy dentro de la filas del
partido conservador, sino dentro del Uribismo. Algo debió moverla para no sentirse a gusto dentro de su
propio partido y saliera fuera, quizá buscando aire fresco, para llegar al
uribismo, donde hoy la tienen como tercer renglón dentro de la lista de senado.
Ella evidentemente representa una renovación, así venga del esquema tradicional del poder en
Colombia y pinta para ser uno de los lideres nacionales de mayor proyección en
esta parte del siglo XXI. Empezando porque no viene del mundo de los negocios, sino
del mundo de la inteligencia, de la hidalguía, de la honestidad. Dentro del
partido conservador siempre ha habido una división en cuanto a la manera de
concebir el gobierno, el estado. Una de carácter bolivariano, es decir, de la
prevalencia de un caudillo de grandes condiciones como el mejor modelo para
conducir un país, por encima de un esquema de leyes, que ya es de origen liberal. Y la otra, la programática, que viene
del primer programa conservador de 1.849 de Caro y de Ospina, que es de esencia
liberal, muy modelo 1.789. Seguramente por ese entronque bolivariano se fue
para las toldas de Uribe, en donde encuentra al caudillo fuerte de su abuelo
Mario Laserna y, en contra precisamente del
programa de Caro Ospina que señalaba
que el conservatismo no seguía
hombres sino ideas. Esa contradicción fundacional del conservatismo se manifiesta
permanentemente, pues al fin de cuentas no se sabe qué es lo que hace conservador
a alguien, si es la observación y seguimiento
de un caudillo o por el contrario, el seguimiento de unas ideas y de un
programa. Precisamente el programa conservador fue elaborado contra la acción
de gobierno del Libertador.
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