Philip Roth se mete a fondo en la sociedad norteamericana para encontrar las fallas y las debilidades , entre las
cuales encontramos el exitismo, el terrorismo, el macartismo en la época del
comunismo, y el racismo. Y lo hace
través de tres novelas , Pastoral Americana, Me casé con un comunista y
La Mancha Humana. En la primera el personaje central es el sueco, un hijo de
emigrantes a quien le sonríe la suerte al constituirse en un gran deportista,
admirado por la ciudad de Neward a tal
punto, que lo constituyen en un ídolo. Y para ese ídolo va a ver una pareja
igualmente exitosa, una reina de belleza, para armar así una pareja de postín . Y a la pareja le llega
una bebe lozana, quien sin embargo, al
llegar a la edad en que empezaba a soltar la lengua, la niña tartamudeaba, lo
que le creó un complejo de difícil manejo,
que la convirtió en una niña amargada y huraña, además de no ligar lo suficiente
con sus padres. Al pasar de los años se
vio envuelta en un episodio sangriento, al poner una bomba en un lugar y crear
a su alrededor solo muerte y destrucción. Termina ella por huir de las autoridades, hasta que su padre la
localiza en un lugar de baja extracción,
vuelta una miseria. Pero ella no quiere entregarse a las autoridades. Se ven
ahí las contradicciones de una sociedad que siembra carreras exitosas y terminan dando frutos de
este tipo : incubando una terrorista.
La segunda novela, Me
casé con un comunista, dibuja la época que se vivió cuando el senador republicano Josep Mac Carthy vapuleaba a los comunistas, en tal forma, que
veía comunismo hasta en la sopa. De ahí que se acuñaría la expresión macartismo
para expresar esa fobia contra el comunismo, que además por esa época,
significaba el mayor desafío para la sociedad y la economía norteamericanas. De ahí surge el personaje, un comunista que
termina acusado por su propia esposa con un libro que revela las andanzas de su
marido. Y este a su vez, tampoco vive en consonancia con su pensamiento
anticapitalista, pues le saca todo el jugo que puede al capitalismo, mientras que otros colegas si
son la expresión de ese comunista austero que se sacrifica por la comunidad. Yo
recuerdo que en mi universidad, el Externado de Colombia y por allá a finales
de los años cincuenta, el terminó de macartismo era lo actual. Y me parece ver a Lucia Cadavid
endilgándole el término a quien mostrara alguna debilidad contra el
comunismo. Los liberales por esa época eran fanáticos aliados de esas posturas
pro comunistas.
Y la tercera, La Mancha Humana, es ya de corte antirracista,
cuando el personaje central de la novela, un profesor universitario, quien siendo
negro lo niega y posa de blanco, hasta que suelta de pronto una expresión que
no tenia una connotación racista pero la
comunidad universitaria sí se la encontró, se le vino encima y casi sale linchado
por su expresión. Pero además, el profesor, ya en su madurez conoce a una
aseadora de la universidad a la cual convierte en su amante, para mayor escandalo
de la comunidad y termina sus días bajo el acoso del marido de la aseadora, un
sicópata que no les da tregua y termina por accidentarlos cuando la pareja iba
en su coche y mueren en el accidente.
El sicópata es encontrado luego, al paso del tiempo por el
narrador en un lugar alejado de todo, en contacto con la naturaleza, dentro de
un esquema roussoniano, quizá buscando la paz de su conciencia.
Aquí el narrador central de las tres novelas es el mismo
autor, quien mete las narices en todo y
no le deja ninguna clase de libertad a
sus personajes. Usurpa pues, la vida de todos y a cada quien le concede el
privilegio de darles tanto expresión como pensamiento, muchas veces dentro de un monólogo joyceano. Los personajes
se sostienen pues, a base de una
narración que prescinde de los conceptos de espacio y de tiempo, para convertirse en un relato sostenido, echando
mano de lo que se aparezca, para lograr un conjunto tanto vital como
expresivo. Si en otras novelas vemos
como los personajes van apareciendo poco a poco, dibujando su silueta y sin que
se vea la mano del narrador, aquí por el contrario es el narrador el creador del universo, tanto objetiva como
subjetivamente. Y hay oportunidad para
escarbar en la vida de los personajes cuanto rasgo original ve por ahí. Si Shakespeare es tan cuidadoso en el encuentro con las ideas y con los
conceptos, así como García Márquez es
cuidadoso en la forma, aquí Roth es fuerte en el buceo de la vida en todas sus
entretelas y entresijos, siguiendo la consigna de Kundera de hacer de la novela
una profundización de la vida y de sus experiencias . Se impone en la narración
el estilo del cuento, en tiempo pasado y no de la novela en tiempo presente.
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