POR: RAUL
PACHECO BLANCO.
Los periodistas occidentales han analizado el fenómeno de la
primavera árabe, empezando por el
nombre, con un criterio netamente occidental y sobre todo, europeo. Y hacen el análisis
del atraso en que se encuentra el oriente con relación a
occidente, al señalar que los pueblos
árabes no han salido de la Edad Media , y se estacionaron en ella, con la carga de gobiernos y
residencia del poder en la religión. Y
ven la primavera árabe como el comienzo
de la edad moderna, como una especie de revolución francesa, para permitir que de
los viejos esquemas de monarquías y de
autoritarismo se llegue a la democracia , tipo occidental. Es decir, se viene al suelo el viejo orden
monárquico de los Luises y se abre el abanico de la democracia, en que la
tridivisión del poder va a ser una constante, en que el equilibrio de los
poderes, la garantía de los derechos humanos , la existencia de partidos políticos
dentro de un pluralismo clásico se impondrá. Lo mismo que un estado laico. Esta
no es la realidad. Es el viejo vicio europeo de ver todos los fenómenos
mundiales como si se tratara de hechos
que ocurrieran en Francia u otro país de Europa y no en una civilización muy
diferente que se rige por pautas muy distintas.
Tomemos el caso de Irán, también en el oriente medio , que bajó del
gobierno al Sha de Persia e inició una seguidilla
de gobiernos, no de jacobinos ni girondinos , sino de patriarcas religiosos. Y se instaló el gobierno con una constitución, en donde
aparecen los tres poderes y las demás estructuras del estado, pero no bajo el
régimen liberal con que sueñan los analistas , sino dentro de un estado
teocrático. Se elige el jefe de gobierno, pero el jefe del estado, que está por
encima, es un jerarca religioso, que viene por la gracia divina. Eso para una mentalidad liberal es
insoportable, por que el poder viene del pueblo y el pueblo es el que decide
por medios democráticos. Y echan de menos la revolución inglesa del siglo XVI
I. Para ellos se debe dar todo el chorizado : edad media, renacimiento,
revolución inglesa, revolución francesa, revolución bolchevique , socialdemocracia.
De lo contrario no les sirve y tienen que enderezar las cosas, y si es preciso,
utilizar la fuerza, pero la democracia es la democracia . Y ahí entra también
en el juego Estados Unidos. Por eso cuando empieza el ciclo revolucionario en los países árabes, los periodistas occidentales se adelantaron a batir palmas
porque por fin abandonaban la edad media
y se entraba en la democracia. Y al fin
y a la postre, como vemos en el caso egipcio, tras de la caída de Mubarak no
vino la democracia, sino un gobierno presidido por los hermanos musulmanes,
quienes llegaron al poder para instaurar un gobierno igualmente dictatorial y
exclusivista, sin que se viera por el
forro la democracia. A tal punto, que fue depuesto por los militares y ahí
sigue el proceso sin saberse ha ciencia cierta en donde desembocará. Por tanto, debemos mirar estos procesos con una
óptica abierta y no con preconceptos nacidos de una experiencia i totalmente
diferente. Los pueblos árabes y orientales no obedecen a una dialéctica
occidental, con etapas previamente establecidas, sino que tienen su propia dinámica. Y hay que aceptar, que lo
religioso se impone por encima de lo político y que si queremos armonizar con
ellos, debemos aceptar la forma en que asumen su proceso, así sean unas teocracias y no
unas democracias.
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