POR: RAUL
PACHECO BLANCO.
El general De Gaulle cuando
llegó al cargo de primer ministro, se encontró con que Francia resultaba
ingobernable con las instituciones de la Cuarta Republica, pues el primer
ministro, quien tenía el poder ,
era derribado permanentemente.. Si uno abría un periódico
por esa época, el titular que siempre aparecía en primera página era el derribo
del primer ministro de turno. Y se bajó de ese bus y luchó para hacerse al gobierno y proceder a reformar
el sistema parlamentario que no jugaba con sus calidades de hombre
providencial, saturado de gloria luego de la segunda guerra mundial y en plan
de hacer historia de la buena. Y lo hizo y el diseño del gobierno sufrió
variaciones para pasar de un sistema
parlamentario a uno semiparlamentario, precisamente para quitarle poderes al
primer ministro y dárselas al presidente. La izquierda se alienó en la línea
tradicional del sistema parlamentario y
la derecha se adueñó de la escena
política con ésa nueva institución, en donde se combinaba el estilo
presidencial americano con el parlamentario europeo. Los intelectuales de
izquierda hicieron pronósticos pesimistas sobre las nuevas instituciones y
Garcia Pelayo no le daba mayor tiempo de vida a la nueva constitución. Sin
embargo, la constitución entró en
vigencia y se fue consolidando con el tiempo, a tal punto, que cuando llegaron
los socialistas con Mitterrand a la
cabeza, no desmontaron el sistema, sino que lo aprovecharon y Mitterrand fue
uno de los grandes protagonistas de esa historia nueva como lo fue la constitución de la quinta republica. .Es
más, le hicieron mas reformas a la constitución los gobiernos de derecha como
Chirac y luego Sarkosy. Pero ahora el presidente Francois Hollande no ha dado
la talla como para constituirse en un continuador de la estirpe degaulliana y
mitterraniana y, ante ese fracaso, los mismos correligionarios de la izquierda
como Jean Luc Melanchon, plantean no el derribo del presidente Hollande, sino
el cambio de instituciones para acceder a una nueva republica, que sería ya la
sexta republica. Y plantean estos cambios : 1) poner fin a la torre de marfil
presidencial, 2) devolverle al gobierno todo su poder ejecutivo, 3) poner en su
lugar un régimen parlamentario, 4) el parlamento debe expresar la voz plural de
los ciudadano 5) reforzar y ampliar la
soberanía directa del pueblo, y 6) asegurar la transparencia de la vida
pública. Podemos ver, cómo el nuevo discurso de la izquierda es completamente
liberal. Y el viejo discurso socialista queda relegado al olvido.
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