POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
Di Stefano llegó de la Argentina cuando había una huelga
de jugadores en el país austral , y aquí Alfonso Senior aprovechó para organizar un campeonato pirata con los
jugadores que llegaron en bloque. Entre
ellos Adolfo Pedernera, quien sería el primer maestro del futbol colombiano y quien le podría orden al juego
desarticulado de nuestros jugadores criollos, que solamente echaban para adelante con el balón entre los pies, sin soltárselo a nadie. Pero no más. Pedernera les enseñó la ciencia de los pases precisos , del juego
de conjunto, de ir arrastrando marcas a
base de paredes. Esa fue la primera inspiración para que luego Maturana dijera
que la característica del futbol nacional era el toque-toque. En ese momento tenía más figuración Pedernera
que Di Stefano. Este llegaría para
hacerse. Y entró a ese famoso Millonarios de los años 50 con Cozzi, el narizón Néstor
Rossi, Perucca, el colombiano Cobo Zuluaga. Era un equipo demoledor y sobre
todo manejaba una estética que hacia de cualquier cancha una mesa de billar.
Por esa época fue la sensación y se paseaba por todas las capitales en donde
había equipo de futbol con ese elenco de estrellas que hacía llenar todos los
estadios. Y adquirieron tal fama, que fueron invitados por el Real Madrid para
celebrar un aniversario de la fundación del club. El equipo viajó y cuando todos
creían que aquel partido serviría para un entrenamiento del Real Madrid o por
lo menos de una exhibición del mismo, terminó en una espectacular exhibición de
Millonarios y en una consagración de Di Stefano, la “saeta rubia” . Los goles
de Millonarios fueron cuatro , de los cuales dos fueron de Di Stefano y los del
Real apenas dos. Pero el propietario
del Real Madrid no se disgustó por la derrota ni por la exhibición de
Millonarios, sino antes por el contrario, le echó el ojo a Di Stefano y lo contrató allí mismo en el estadio
Santiago Bernabeu. Y a partir de ahí, sería el Messi de la época. Solo que no era
el Barcelona el quipo de postín, sino el Real Madrid, por el cual suspira el
rey de España cuando no está en cacería de elefantes con su amiga alemana. Los años fueron pasando
y el deslumbramiento por la saeta rubia adquirió caracteres históricos, al punto de considerarlo como uno de la casa, con
derecho a sueldo permanente. Se
convirtió en un mito y en el símbolo del Real Madrid. Ahora con 86 años a las espaldas no es la
atracción de las graderías repletas de aficionados, sino de los periodistas tras
de los chismes de moda, pues Di Stefano se enamoró de una costarricense cincuenta años menor que
él. Y quien dijo miedo, se dispararon las fotos, los cronistas se multiplicaron
alrededor del romance y los cinco hijos del ex jugador pusieron el grito en el
cielo y, se lo llevaron al psiquiatra
para saber si estaba loco. Y la costarricense lo carga para aquí y para allá en su silla de ruedas, convencida del amor de
Di Stefano y de convertirse en la
heredera de bienes y emolumentos del ex jugador, mientras lo hijos harán valer
su condición de legitimarios. El maestro
D Stefano queda pues entre la espada de sus hijos y la pared de su compañera la
costarricense, que está dispuesta a
entregarlo todo con tal de hacerse a la
gloria del Alfredo Di Stefano que un día figurara en la nómina de Millonarios. Eso
son los goles del otoño.
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