El actual fiscal Néstor Humberto Martínez es un personaje omnisciente: está en todas partes. En
la empresa privada o en los cargos públicos. Inclusive se crean cargos
especiales para él como el superministerio en la presidencia de Juan Manuel
Santos, a donde llegó pero con el objeto de estar en otra parte: porque cuando
estaba en el gobierno, todo el mundo sabía que estaba buscando la Fiscalía. Y
tejió la malla con tal maestría que evidentemente fue elegido fiscal, con todos
los honores. En un principio pareció ser una ficha del presidente, porque tan
pronto comenzaron las acusaciones del senador Bula, él se anticipó a absolver
al gobierno y dejar la cosa en manos del Consejo Electoral, que es una oficina
administrativa y no judicial. Pero lo que más intriga es el afán de llegar a la
Fiscalía. Parecía que ya no llegaba, según el afán que se le salía por todos los poros. El sabía o intuía que en la fiscalía estaba la jugada,
que por la fiscalía irían a pasar muchas aguas sucias a las cuales se debía
anticipar, o estar ahí al menos, para
hacer algo, o tratar de hacerlo. Y así fue, de los Estados Unidos empezó a
llegar información sobre los negociados de Odebrech y puso el oído y luego las
manos para activar su capacidad de investigación. Y se encontró con lo que
buscaba: es decir, que había un entuerto de la madona en donde no se salvaba
nadie. En que la campaña de Santos había recibido dinero y nada menos que el zar anticorrupción, el
doctor Moreno estaba más untado de lodo,
que la iglesia de Armero luego de su deslizamiento. Y si en un primer momento
tuvimos la sensación de que el fiscal obraba de acuerdo con el gobierno, al fin
y a la postre, se le vieron otras uñas, sacándoselas a cuanto personaje
apareciera, para inculparlo y ponerse al día en las preferencias de la opinión
pública. Ya la gente se maravillaba de verlo tan severo, tan estricto. Una
periodista tan respetable como María Isabel Rueda, si antes sospechaba de él,
ahora no acaba de elogiarlo, de ponerlo por las nubes. A estas alturas su
prestigio raya en lo más alto y pone las cosas en su sitio. Pero sigue el
misterio. ¿Qué busca el Fiscal: trabaja para alguien más alto, o busca una
candidatura presidencial para más adelante, o quiere ser un fiscal con toda la
barba? Porque caben todas estas posibilidades.
jueves, 31 de agosto de 2017
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