POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Algo debe estar funcionando mal en la oposición venezolana. La
estrategia de sacar gente a la calle todos los días para que la policía de
Maduro haga lo suyo, está mandada a recoger. Se necesitan otras estrategias
para poder enfrentar un gobierno dispuesto a todo, pues saben lo que se juegan:
el poder o la cárcel. Ya no se puede echar mano de un gobierno norteamericano
dispuesto a gastar dólares en una
invasión, no por prejuicios democráticos, sino por costos. La mano de Trump no
se moverá en favor de Venezuela. Y aunque no haya bipolaridad, ahí están a la
zaga Rusia, Irán, China, Corea del Norte como elemento disuasivo para
contrarrestar cualquier intento de invasión. Las instituciones internacionales
se debaten entre proteger las soberanías nacionales y las divisiones políticas
entre los países de acuerdo con afinidades ideológicas. De otra parte, la obra
de Chávez dejó raíces a nivel de pequeños países que ahora le aportan
solidaridad. Desde que empezó la lucha entre el gobierno Maduro y la oposición,
siempre han estado a la ofensiva las fuerzas del gobierno, que con ejecutivo y
judicial, agregado al poder de las fuerzas armadas, han sorteado todos los
obstáculos creados por la oposición. Siempre se ha dicho que la política no
tiene alternativas: se la hace o se la padece. En el caso de Venezuela, la
política la ha venido haciendo el gobierno y la ha padecido la oposición. ¿Falla
la estrategia, fallan los lideres?. La estrategia de salir a la calle a
protestar todos los días, solo ha dejado muertos, sin que se coseche algún
rendimiento. Cuando el gobierno Maduro estaba contra la pared, vino la jugada
de utilizar al Papa para quemar tiempo y reponerse de la incomodidad en que
estaba. Se dejó seducir por tamaña propuesta, que le costó la situación que
ahora afronta. En tanto que el gobierno sacó del bolsillo cubano la estrategia
de la constituyente para envolver en un
cascaron de legitimidad aquello que era ilegal por naturaleza y, lo logró,
ante el pasmo de los organismos internacionales y el desconcierto de la oposición.
Y como si fuera poco, no solamente eligieron constituyente, sino que se tomaron
la sede del legislativo, para dar paso al nuevo aparato legislativo, y constitucional.
Luego se impone un cambio de estrategia, bien sea a nivel
internacional para buscar apoyos y movilizar la opinión pública mundial, o a
nivel interno sacando partido de la disputa Maduro - Cabello, o intentar algo
con el ejercito venezolano.
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