POR: RAUL PACHECO BLANCO.
En la Edad Media se produjo la primera globalización en
torno a la religión. En este caso, la católica, que en ese momento se señalaba
como la única verdadera. Y no se habían producido acontecimientos como la
reforma, el renacimiento, la ilustración, la revolución francesa y menos la
revolución rusa. De ahí que ese espacio lo copaba la religión católica Y el
hombre empieza un periodo amplio de independencia, apartándose de los modelos
religiosos de la Edad Media como el Renacimiento, cuando luchó por
una autonomía de la persona que se reflejó en las artes. Luego aparece la
Ilustración que sitúa la razón como el centro del hombre, su capacidad de libre
albedrio, dejando de lado a Dios como principio y fin de todas las cosas. Y la revolución
francesa ya se va de frente contra Dios, el pueblo arroja las imágenes representativas de la iglesia fuera de los
templos, se borra el nombre de Dios en esta primera constitución y como efecto-demostración
en las demás constituciones del mundo, para entrar de lleno el pueblo a ejercer
cualquier capacidad de legislar, en nombre de una persona que era principio y
fin de todas las cosas. Y como si fuera poco, aparece otra religión de carácter
político como el comunismo, que quiere realizar el paraíso en este mundo,
diseñando una sociedad soldaría autosuficiente Y Dios ahí. Luego la revolución
tecnológica. Pero se produce el holocausto judío, que para filósofos como Lyotard
indicaban el fin de una época
racionalista y el comienzo de una segunda modernidad, ya con otros valores,
porque ahora el hombre sin el imperio de la razón, vuelve a buscar la
espiritualidad y los contenidos religiosos. Y la religión se vuelve pluralista,
ya no es el monopolio de la iglesia católica, sino de distintas religiones, que
utilizan el mismo esquema de un Dios y de un
profeta que lo representa en la tierra, como judaísmo, el islamismo y el
arco iris protestante. Eso sin contar con el Dios de los orientales. No es que
Dios haya cambiado, siempre ha estado ahí. Los que hemos cambiado somos nosotros.
De ahí que tenga razón el papa Francisco cuando dice: “Yo creo en Dios, no en
un Dios católico, porque no hay Dios católico, solo hay un Dios. Creo en Jesucristo
y su encarnación. Jesús es mi maestro y mi pastor. Dios es el padre. Abba es la
luz y el creador.” Dios no pude ser solo de los católicos. ¿Y los demás qué?
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