En la novela de Javier Cercas hay que analizar dos aspectos:
el político y el literario. En el político Cercas, quien pertenece a una
generación de izquierda, no obstante su ascendencia franquista, se ve comprometido
sobre todo ante sus compañeros de generación y novelistas, pues su siente
“sucio” por haber tenido un héroe franquista en la familia.
De ahí que para hacer
actos de contrición y expiar ese pecado
de familia se dedica a buscarle la comba al palo para lograr por lo menos una
explicación, que no una justificación de esos ancestros pueblerinos, que le
hacen quedar mal ante ese nuevo mundo, cuando sale de Ebernando, un pueblo
perdido y sin historia, una especie de
Macondo español y se va para Barcelona en donde ya queda mal ante una ciudad de
otro aire más moderno, en donde el franquismo es visto como algo tocado por el
demonio y sobre todo, pasado de moda
Y Cercas pertenece a una generación de escritores neo-republicanos
que no perdonan el haber perdido la guerra civil y quieren ganarla de nuevo en
los escritorios, y no cuando se jugó el partido.
De ahí que en ese tránsito que viven las sociedades, en la
fuga masiva del campo a la ciudad, viene el cambio de ideas y el que es
conservador se civiliza, según ellos, y se vuelve o liberal o socialista, para
poder enfrentar ese reto nuevo que le impone la ciudad.
Así que Cercas se dedica a investigar y sobre todo, a
deconstruír la historia de sus antepasados para ver si logra disminuir en algo
la deshonra de haber tenido una familia franquista, que era la que dominaba en
el pueblo.
Y lo logra trayendo a cuento las teorías de Darwin sobre la
evolución de las especies y en este caso, del homo sapiens, para concluir en
que uno no es responsable de sus genes y que en la sangre vienen inoculadas las sustancias de las cuales se
nutre el sujeto que las padece o las maneja.
Así que él no puede responder por el algoritmo de sus genes,
que dan tanto para unos genes buenos, que son los de izquierda y para unos
genes malos que son los de derecha. Esto en cuanto a lo político.
Porque en cuanto a lo literario Cercas se afirma en su
estilo que descarta la ficción, para tener que habérselas únicamente con la realidad.
De ahí que para hacer una novela tenga
que apoyarse en lo real, en lo que existió y que el camino consiste en deconstruirlo,
como decíamos atrás, contando con la colaboración tanto de los actores de la
novela, que son los mismos que contribuyen
a su elaboración con los datos que suministran, como los lectores que al
mismo tiempo van viendo el alumbramiento de la novela, pasando por todos los
momentos de deconstrucción.
Ahí es donde está la
magia del escritor, pues esas costuras que unen el pasado con el presente son
manejados con tal habilidad, que tienen su suspenso y su misterio.
Ahí es donde Cercas
se vuelve denso y crea su propia realidad. Utiliza la misma técnica de El
Impostor, donde la investigación se impone sobre toda otra consideración,
dejando de lado la ficción. Es una especie de postnovela.
Cercas tiene casada su pelea con la ficción, a la cual no
apela ni en los momentos más difíciles.
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