POR: RAUL PACHECO BLANCO.
El triunfo del No el domingo demuestra la madurez del pueblo
colombiano, el avance cultural que significa el crecimiento de las clases
medias, que ya no tragan entero, que no pueden ser engañadas con espejitos como
a los indios de la conquista. Se dieron cuenta que los ofrecimientos a la
guerrilla se pasaban de la raya y que no obstante el desborde publicitario del
gobierno y de la empresa privada en favor del sí, la gente reaccionó. Inclusive
se derrotaron todas las encuestas. El voto al no pasar por la maquinaria amarrada
de los partidos, dejó correr limpio y
elocuente el querer de los colombianos. Era un estado del alma el que se
manifestaba. Un clamor de la gente por la justicia. Nadie se explicaba cómo
había casa, carro y beca para los guerrilleros. Por eso considero un error el
dar como triunfo personal del expresidente Uribe, tal como lo proclaman los
diversos comentarios de los medios de comunicación, pues aunque su aporte fue
innegable, el colombiano del común sacó sus propias conclusiones y tomó
decisiones que eran evidentes. Se trataba de la expresión de una “vivencia” de
cincuenta años de sufrirla, no de una simple idea.Y la derrota desvela la posición
de Timochenko, quien está tranquilo
soñando con que el acuerdo final es un acuerdo “especial”, rodeado de todas las
garantías del derecho internacional. Así que para él, el acuerdo final pasa al
bloque de constitucionalidad, según la teoría de Alvaro Leyva. Ahora el
presidente Santos le sale a deber a la guerrilla porque ellos intervinieron en
las conversaciones de la Habana como alta parte contratante, es decir, como un
estado y de ahí que el acuerdo final es nada más y nada menos que un tratado
entre países, con toda la barba. De ahí nadie lo va a bajar. Y el pueblo se
comportó con la lucidez con que lo hizo a pesar de las composiciones visuales
como la firma del acuerdo en Cartagena, con toda la pompa del caso, la exhibición
de los aviones kafir de la Fuerza aérea, personajes internacionales y el
presidente muy tieso y muy majo sonriendo, con sonrisa internacional y para
toda la prensa y televisión del mundo. ¡Qué oso!, Porque todo lo han hecho
antes de tiempo. Han ensayado antes de traer las bestias, pues todo se apresuró
para que causara un impacto mundial y para estar a tiempo en los premios Nobel
de la paz que siempre se otorgan a final de año.
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