POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Como en los toros cuando el torero entra a matar y se hace
un silencio sepulcral que desemboca necesariamente en la apoteosis o en el bochorno,
o cuando el futbolista se para frente al arco para cobrar un penalty se hace el
mismo silencio reverencial, así nos encontramos los colombianos en esta hora
cuando se va a definir el acuerdo con la guerrilla. ¿Cuáles son los puntos
neurálgicos frente al acuerdo, los inamovibles en el voto por el no? Yo creo
que son tres: 1) Penas efectivas contra los guerrilleros que están incursos en
delitos de lesa humanidad, con privación efectiva de la libertad y no esa
simple restricción que se inventaron las “raposas sutiles” que ingeniaron tal
sistema. De lo contrario no valdría la pena la creación de la Corte Penal Internacional
que se encarga de estos menesteres. Precisamente Colombia demoró su ingreso a
dicha jurisdicción para darle tiempo a la
guerrilla para su desmovilización, por cuanto al ingresar de lleno, no cabrían
las amnistías a que estábamos acostumbrados a conceder siempre que sellábamos
un acuerdo parecido con los subversivos. Al aplicar una pena privativa de la
libertad queda el antecedente penal y por lo tanto quien ha sido sancionado no
puede aspirar a cargos de elección popular. Y pena privativa de la libertad
para los falsos positivos.2) No vale la pena crear todo un aparato
judicial paralelo para terminar
amnistiando a todo el mundo y Ñor Raimundo. Se trata de un engaño y un desplante
torero a la justicia, pues unas sanciones de restricción de la libertad para
sancionar delitos tan graves, no se justifica. Se trata de una aventura de
marca mayor y es inconstitucional, porque equivaldría a crear un cuarto poder dentro de la tridivisión actual, lo
cual va contra la estructura de la constitución y según las tesis de la Corte
Constitucional, ni un acto legislativo podría darle vida. 3) La responsabilidad
civil de la guerrilla con los damnificados, pues hasta el momento no se ha
hecho un inventario de sus bienes, ni una propuesta concreta de los guerrilleros.
Se ha pasado de largo y no puede ser el estado el único responsable. Toda la
plata que tiene la guerrilla es mal habida, fruto de la extorsión, del secuestro,
del narcotráfico y demás, lo que implica una incautación de todos sus bienes,
que ya se ha debido producir para sacar adelante una de las banderas del
proceso que es la de reparación a las víctimas.
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