POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Pensamiento de vencidos, pensamiento vencido, dice un
adagio. Es lo que ocurre con las Farc en el momento actual, de ahí que el
peligro no es por ese lado. El no se expresó como un
rechazo a unos hechos cumplidos, no a unas expectativas, que para ellos
pueden ser muy amplias, pero en la realidad ya están fuera de contexto, pues su
discurso se agotó. El tiempo de las vacas gordas en latinoamérica para la
izquierda, ya pasó, luego del acercamiento de Cuba hacia Estados Unidos
buscando su viabilidad y su normalidad económica y luego del fracaso del
chavismo en Venezuela, que si no es por el bajo liderazgo de la oposición, en
donde no hay un líder que dé la talla para enfrentársele a Maduro, ya estaría en
la desbandada total. Así que ese peligro no se corre. Además tenemos la experiencia
de los procesos pasados en que los guerrilleros del M 19 y de otros grupos se
fueron entregando y entraron a la política, como es el caso de Navarro Wolff, Gustavo
Petro, Evert Bustamente, que se han insertado en el establecimiento y han
llegado a las a las alcaldías y son políticos actuantes, bajo un punto de vista
moderado, sin afanes de extrema. Por lo tanto Timochenko aspirará a la
gobernación del Quindío o la alcaldía de Armenia y Márquez volvería a la cámara o al senado. Y así sucesivamente con
los demás y eso si no quedan enredados en delitos de lesa humanidad los cuales
están todavía en entredicho. No tenemos el caso de guerrilleros que hayan
llegado a la presidencia, como si lo hizo Mujica en Uruguay, u Ortega en
Nicaragua. Esa posibilidad es demasiado remota. En estos tiempos de la
posmodernidad, del fin del capitalismo pero no para llegar al socialismo, sino
a un sistema dominado por la informática en donde ya no primará el capital, del
fin del homo sapiens, en fin. Tanto cambio que hacen inoperante un movimiento
guerrillero. Ya tenemos la experiencia de escritores y pensadores revolucionarios
como es el caso de Mario Vargas Llosa, Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza,
quienes terminaron siendo los adalides del neoliberalismo. Así que de aquí a
pocos años Timochenko de pronto estará
en la misma línea política de estos conspicuos escritores, o en el uribismo,
como Evert Bustamante que de ser militante del M 19 paró en el uribismo. O
terminarán de ministros de Simoncito Gaviria Muñoz o de Miguel Samper, el hijo de Ernesto.
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