POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
Me parece verlo con su vestido azul claro de solapas
gruesas y en punta, camisa blanca y corbatín. El corbatín no se lo ponía nadie
en esa época y menos en el colegio. Pero él iba contra la corriente y debía
diferenciarse delos demás dejando a un lado la corbata. De lo contrario iba en
contra de los cánones del artista. Se graduaba ese año de bachiller en San
Pedro Claver, luego de una temporada de vacaciones en el seminario a donde
llegó con la ilusión de encontrar una vocación que al fin y a la
postre le sería esquiva.. Al poco tiempo lo expulsaron del seminario cuando apareció una carta de Medellín , de una niña que había conocido en sus
vacaciones en Cartagena y que por cierto
echaba nones.. Eso escandalizó al padre rector quien lo llamó a su despacho para reclamarle que si él quería ser esclavo
del señor debía empezar por dejar a las mujeres y que por lo visto le
interesaban más las mujeres que Dios. Por lo tanto, afuera. Y terminó su bachillerato con los jesuitas a cuyo grado
no pude acompañarlo pues a mi me habían rajado
con una nota de 1,1 en religión. Luego se fue para España y acampó en la escuela de San Fernando por donde había
pasado Fernando Botero. En Madrid además
de la pintura y la escultura se dedicó a
la poesía, en la cual le iba muy mal. Me imagino que iría con ese mismo vestido
azul claro y su corbatín a los recitales que daban en el café Varela donde
solían recitar a la media noche los versos más malos que por esa época se daban
y que muchas veces terminaban en rechifla al poeta de turno. De España pasó luego a Italia
y abandonaría ya la pintura
clásica que había aprendido en la escuela de San Fernando, para irse metiendo en el mundo florentino y en los grandes pintores del Renacimiento.
Pero allí fue corta su estancia y luego terminó en Paris, llamado por el amor y por el estilo definitivo en su
pintura. En la pintura moderna lo
importante era encontrar su propio estilo, de lo contrario no valía nada. Y el
maestro lo encontró en base a una textura que lograba derramando el acrílico sobre el lienzo, dando una base
de raíces para sobre esa base dejar correr las figuras planas, sin profundidad,
a manera de grande vitrales. Creó una
especie de impresionismo muy personal, sin abandonar del todo la figura humana.
Le fueron llegando los premios en Paris en diferentes concursos y exposiciones
y su pintura se cotizó en Europa. Luego, al final de sus días se vendría para
Bucaramanga en donde murió luego de haber realizado muchos de sus sueños,
cuando en la mañana de un 29 de abril naciera en Pamplona, fuera bautizado en
el Humilladero con el nombre de José
Manuel y cuando al día siguiente de su nacimiento fuera asesinado José Sánchez Cerro, el
dictador peruano que estaba en guerra con Colombia y se había apoderado de
Leticia, mientras el capitán Juan Lozano y Lozano hacía de las suyas como héroe
que fue de la batalla de Guepi . En Suratá aprendería el espectáculo de los colores,
del verde de la naturaleza en todas sus gamas y matices y en Bucaramanga
desarrollaría el aprendizaje de la mano
de Praxedis Rueda. Así que de vivir el maestro, cumpliría sus ochenta
años llenos de lienzos y de colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario