POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
La impresión que tiene la opinión pública es que se llevan dos
procesos de paz en la Habana. La guerrilla lleva uno y el gobierno lleva otro.
Y cada cual va por su propio camino. El gobierno, se mete por el camino de la
actual legalidad y nada que vaya contra la ley o la constitución lo acoge. En
tanto que la guerrilla se alumbra con la linterna de Diógenes y se mete por cualquier
camino, así sea ilegal o inconstitucional.
Para ellos, todas estas conversaciones deben desembocar en una Asamblea
Constituyente y el gobierno por su parte, ni siquiera ha pensado en ella , porque
bien se sabe que no hay nada más peligroso que una asamblea constituyente que si bien se
sabe cómo empieza, no como termina. Cuando la Constituyente de 1.991 nadie
hablo de plenos poderes para la asamblea
ni de cambiar la constitución, sino simplemente de hacer algunos ajustes para
lograr la paz. Y sin embargo, se tomaron medidas que resultaron insólitas en su
momento, como la revocatoria del Congreso de la época, solución tan inane que
de allí no resuelta nada porque los revocados aparecieron luego en las
siguientes elecciones. Y hasta corrió peligro el ejecutivo. Se llego a sentir
un vacío de poder, que no se sabía a donde
llegaría , pues cualquier cosa podía suceder. En cuanto a tierras, la guerrilla quiere darle
autonomía administrativa y política a las zonas de reserva campesinas, como si
se tratara de una nueva estructura de poder que tuviera parecidas competencias
a los departamentos o regiones. Para eso se necesitaría de una reforma
constitucional y el gobierno al parecer, no se ha paseado por allí, para crear
esas nuevas entidades territoriales. Mas ahora cuando los costeños por parte
del exgobernador Verano de la Rosa , retoma la idea de crear la región caribe,
con el objeto de crear dos aparatos burocráticos paralelos: el departamental y
el regional., en contra del querer de la presidencia, que no admite la coexistencia
de dos cuerpos administrativos, cada cual con su gobernador, su asamblea y su
tribunal. Es decir, otra pequeña república, cuando lo pertinente es que si se
crea la región, desaparezca el
departamento. Pero a su vez, periodistas
independientes son optimistas sobre el resultado de las reuniones de la Habana,
sobre todo por las ganas de los actuales guerrilleros y eventuales negociadores
de intervenir en política. De otra parte el país se encuentra atado a tratados
internacionales que forman parte del bloque de constitucionalidad, que si bien
permiten la concesión de amnistías e indultos, éstos no pueden cobijar a los
delitos de lesa humanidad, que de no ser juzgados por tribunales nacionales, lo
hará la justicia penal internacional.
Por lo tato, eso de que los guerrilleros no pagarán un solo día de cárcel
depende de las condiciones en que se encuentre cada uno de ellos de acuerdo con
las investigaciones. Ese periodo de
gracia, ante s de entrar en vigencia el pacto de Roma lo concedió el expresidente Pastrana a la guerrilla ,
demorando la aprobación por parte del gobierno colombiano. Actualmente las
reuniones de la Habana están bajo el vaivén de las olas políticas y de
demasiados intereses electorales que conspiran contra el éxito de las
conversaciones. No se ve la suficiente transparencia ni la claridad en
cuanto a los términos de un arreglo,
siendo así que el gobierno del presidente Santos planteó unos puntos precisos,
que la guerrilla no tiene intención de acatar.
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