POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
La sucesión de Lenin fue dramática dentro de la revolución
rusa. Un vez muerto el gran líder de la revolución, quedaron a las puertas de
la sucesión política, Trostky, el ideólogo de la revolución permanente ,
intelectual, lleno de lecturas y de utopías y Joseph Stalin el hombre pragmático, representante de
las fuerzas armadas. Y en política se impone el más vivo, el que vive la vida
al minuto con vocación de poder, sin
perder en ningún momento la dirección y la voluntad. Y obedecían los dos
lideres comunistas a distintas formas de imponer la revolución : Trostky quería que
la revolución fuera mundial, que se expandiera por encima de todo. Stalin por el
contrario se restringía al ámbito nacional. Y empezó la lucha. A poco andar
Stalin ya estaba montado en el poder y con saña se dedicó a hacerle la vida
imposible a Trosky, quien fue primero expulsado del país y llegó a México. En
México se entretuvo mientras tanto con los intelectuales de izquierda de la
época mexicana, entre los cual se contaban los pintores como Diego Rivera y
Frida Khalo, quienes hacían vida de pareja. Pero con Frida había para todos y
el líder soviético pasó sus noches con
ella no obstante la vida difícil que tuvo que soportar luego de un accidente
que el cine se ha encargado de mostrarnos con toda su crudeza. Y tanto Frida como
Trostky se volvieron unos héroes, la una del dolor y el otro de la acción
vengativa de Stalin a quien no le perdonó la vida y lo mandó asesinar. Con toda la
frescura del mundo. Y Stalin quedó solo en el poder para empezar a cavar la
fosa del comunismo, porque con sus métodos que para algunos eran fascistas,
satanizó el comunismo y vacunó a los intelectuales de izquierda europeos que
estaban alineados con él para que buscaran por otros predios lo que se les
había perdido , porque por allí no había señales de libertad, ni de independencia,
ni de soberanía. Era otra satrapía más, disfrazada de redentor de una humanidad
que se resistía ante semejantes métodos. El stalinismo corrió a todos los intelectuales
europeos empezando por Camus y solo se quedó alineado Jean Paul Sartre.
Ahora
en Venezuela las dos líneas que se insinúan en el poschavismo es la de Maduro,
más de la línea de Trotsky y la de Cabello más stalinista. Maduro viene del
sindicalismo y Cabello del ejército con todo el aparato de fuerza de una
institución que ha sido un denominador común en Venezuela a través de su
historia. De un lado el civilismo de Maduro y del otro la línea castrense de Cabello.
Maduro en este momento tiene la palabra y el gobierno. Pero Cabello está ahí,
vigilante, a la espera de su oportunidad.
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