POR: RAUL PACHECO BLANCO
El saltamontes es un insecto de cuerpo alargado, generalmente
verde o marrón, con ojos prominentes, como los del ministro Carrasquilla o los
del fiscal Néstor Humberto Martínez.
Además, tiene antenas finas, seis patas las posteriores muy largas y
robustas, con las que da grandes saltos,( generalmente de la empresa privada al
estado y del estado a la empresa privada) y alas protegidas por unas placas
duras denominadas élitros: hay numerosas
especies, todas herbívoras. Cuando anidan en la empresa privada, se contagian
de las leyes del mercado y establecen pautas para poner en práctica luego. Se
trazan objetivos a mediano y largo plazo para enriquecerse, y para ello emplean todos sus talentos a fin de que no se quede nada sin señalarle objetivos: que puede ser un plan
para endeudar a los municipios con el señuelo del agua potable para la comunidad,
pero con préstamos que arden de usura, pero que bien vale la pena pues es para
beneficio de la comunidad, no propiamente la LGTB, sino toda. Dentro de la dinámica
del mercado no se les queda pieza por definir, ni determinar ni ponerle dirección
y sentido, porque todo está enderezado a
producir, a como dé, contrariando las leyes de la moral, que es una antigualla
medioeval ya sin sentido y de la ética, que es otra antigualla liberal que se
inventó para sustituir la moral y
enterrarla definitivamente.
Teniendo pues la vía libre dentro de este terreno de le
eticidad, solamente queda el estrecho de la ley, que hay que saber paliar,
con ansias de novillero pero con temple
de torero para saber moverse dentro de un espacio que ya no transmite energía
sino puro negocio; y sacarle el cuerpo a tanta ley que parlamentarios
desocupados se pusieron a hacer para justificar sus costosas dietas, pero
siempre pensando en los huecos que va dejando el derecho, para que por allí se
cuele la tinterillada que pone las cosas en sus sitio y permite el paso por las
amplias avenidas de que hablaba el expresidente Turbay Ayala, en la difícil conversión
de la corrupción a sus justas proporciones. Y cuando entran al gobierno ya
saben cómo hacer sus cosas, cuando los espera el negocio redondo y todo
enmarcado dentro de la ley, sin un solo rasguño al pasar las alambradas de la
ley.
El ministro Carrasquilla y el fiscal son los dos ejemplos se esos saltamontes que
ora moran en la empresa privada y luego se van al gobierno, tejen el camino por
donde va a pasar el negocio y luego vuelven a la empresa privada, como si tal,
para lograr los dividendos que los dejen satisfechos. Y todo, dentro del ámbito
del derecho. Para qué la moral y para qué la ética.
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