miércoles, 12 de abril de 2017

LA ISLAMIZACION DE LA POLITICA.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Al producirse la desaparición de los partidos ideológicos como consecuencia del fin de la primera modernidad, la racionalista, vino a quedar un vacío que se nota en diferentes formas, bien sea la existencia de partidos frágiles, de corta duración y de esencia personalista, más que todo para abastecer las exigencias del juego electoral, o partidos gremiales, en donde caben las tendencias religiosas de la segunda modernidad. El auge de las religiones no  es una vuelta a la Edad Media, sino una llegada a esa segunda modernidad, que es eminentemente pluralista, pues no es el monopolio de una sola religión como ocurría en la Edad Media con la religión católica, sino de muchas, de todo tipo y sobre todo cristianas. Esto bajo el punto de vista occidental. Ahora, el Oriente, tiene una cosmovisión tradicional, manifestada en las constituciones de muchos países asiáticos, en donde se tiene una visión teocéntrica. Y que tiene mucho que ver con el islamismo. Dado esto, bien se puede presentar el choque de civilizaciones que desde hace años anunciaba Hungtinton. Y aquí estamos preparando el terreno para que esto ocurra pues la injerencia de las iglesias cristianas cada vez es más notoria en la política nacional. Ellas convocan a marchas, tienen diversos elementos incrustados en diferentes partidos políticos, o tienen partido político propio, se hacen elegir a los cuerpos  colegiados y a las constituyentes, además de extender su culto en todas las regiones del país, en donde construyen sedes ostentosas que denotan el poder económico que las mueve. Es decir, el terreno está abonado para que entren luego en confrontación  con el islamismo cerrero que se mueve por todo el mundo a través del terrorismo. Se trata pues, de una bomba de tiempo que más adelante irá a explotar. Ya la época del cura de pueblo o barrio pasó y ahora el pastor es el guía del rebaño, al cual se acude en busca de orientación y se le consultan hasta los problemas del diario vivir. Se venden pasaportes para la eternidad y desde luego, tienen una concepción fundamentalista, dueños de la verdad. Ante material tan peligroso cabe la prudencia para evitar males mayores. Esto para no hablar de lo que sucede casi a diario en Europa en estos comienzos del siglo XXI en donde el terrorismo aparece aún en países tan tranquilos como los escandinavos y en los Estados Unidos con la demolición de las torres gemelas.

En la política no caben elementos extraños al juego democrático.

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