POR: RAUL PACHECO BLANCO.
La casa Lleras empieza con José Manuel Lleras, un militar y comerciante
español llegado al país en los comienzos del siglo XIX. De ahí se desprenden
otros connotados descendientes como Lorenzo María Lleras, escritor, educador y político,
llegando a ser ministro de Relaciones Exteriores, Federico Lleras Triana,
también educador, Federico Lleras Acosta, médico veterinario, científico,
discípulo de Luis Pasteur. La línea presidencial comenzó con Alberto, hijo de
Felipe Lleras Triana, quien encabezó el Frente Nacional en unión de Laureano Gómez
para dar el golpe de opinión que llamara Darío Echandía contra el general
Gustavo Rojas Pinilla el 10 de mayo del 57. Y luego Carlos Lleras Restrepo,
quien gobernó a Colombia dentro de uno de los periodos del Frente Nacional.
Alberto se formó en el lopismo, pues el viejo López se lo llevó al ministerio y
allí sorteó momentos difíciles cuando el ejército trató de tomarse el poder
luego de la segunda administración López Pumarejo. Pero hizo muy buenas migas
con la casa Santos, siendo su mentor intelectual por muchos años, cuando los
padres de Juan Manuel y Francisco Santos dirigían El Tiempo. Siendo a su vez el
gestor de la presidencia de Virgilio
Barco. Carlos se formó dentro del santismo y llegó a ser director de El Tiempo.
De ahí que tanto la casa López como la casa Santos tienen mucho que ver con el influjo de los
Lleras, pues vienen siendo hechura de ellas. Lo cierto es que esa sumisión y
ese acercamiento de los Lleras con las otras dos casa los llevó al poder y no
corrieron la suerte de Gabriel Turbay y de Jorge Eliecer Gaitán, quienes se
enfrentaron a los López y los Santos y los volvieron papilla. Así que tanto Alberto como Carlos
tuvieron que cargar ladrillo a los López y Santos para poder llegar a donde
llegaron. Pero a German Vargas Lleras le ha tocado más difícil tanto por la
amplitud del abanico presidencial, como por la complejidad de las circunstancias.
En un principio cargó ladrillo para Galán
y luego le siguió la corriente a Juan Manuel Santos, quien lo hizo
vicepresidente, a muy altos costos por cierto y, ahora está en una encrucijada que
tiene que manejar como la de sortear el desprestigio del actual gobierno, quien
además tiene otro candidato y la presencia masiva del uribismo que surge como
alternativa. Ahí se ve claro que si fuerzas como Cambio Radical y el uribismo
no se unen, podrían ver despegar a Humberto de la Calle.
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