Los socialistas suecos, muy elegantes por cierto, llevaron a
Lenin hasta una tienda de ropa para quitarle de encima ese aspecto de granjero pobre, con botas desgatadas por
el uso y el abuso, para envolverlo luego
en un abrigo de cuello de piel y armar un hombre nuevo que tuviera la apariencia de
un estadista, como el que iba a presidir la nueva Rusia antizarista. Esta es
una de las muchas escenas de la novela La Caída de los Gigantes, de Ken
Follettt, un novelista galés quien se
propuso novelar el siglo XX europeo, comenzando por la primera guerra mundial que traería la
caída de los grandes imperios, como el ruso, el alemán, el austrohúngaro, el
inglés, para entrar luego a la revolución rusa de 1.917, y a la lucha por los derecho electorales de
las mujeres. Para ello se vale de familias que soportan el peso de esas experiencias y pone en escena a los ingleses Fitzherbert,
americanos Dewar, alemanes von Ulbritch , rusos Peskov, entre otros. Al
principio uno echa de menos a los austrohúngaros y serbios y bosnios, pues la
primera guerra mundial estalló por la muerte del heredero de la corona austrohúngara, el archiduque
Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo a manos del serbio Gavrilo Princip.
Pero le quedaba más cómodo terciar por predios conocidos, mostrándonos el Londres de principios de siglo , los
mineros ingleses con su problemas de tipo social y de seguridad, la
desesperación del pueblo ruso por la falta de pan y la dictadura de un zarismo
ya desaforado, hasta el punto de soñar con una democracia que les irían a
proporcionar los bolcheviques de Lenin y Troszky. ¡qué ironía!. Así que ese aire prerrevolucionario ruso quede muy
bien reflejado, lo mismo que el drama que vivieron alemanes e ingleses por
culpa de la guerra , cuando uno de los personajes de la novela, Walter, decide
casarse con su novia inglesa Maud, antes
de que empezara la guerra, para luego
hacerle frente a una separación de tres años para poder disfrutar de su vida
conyugal. Y cuando ya avanzaba la guerra,
el presidente norteamericano Woodron Wilson, decide participar en el conflicto,
para asegurar en esa forma, el triunfo de los aliados sobre Alemania. Y Alemania
a su vez pasará por épocas tan difíciles que seguramente le servirían para
abonar el sitio que hoy ocupan dentro de
la eurozona , como dueños austeros de la cartera europea.
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