POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
Según Pablo Victoria, quien a la sazón era parlamentario por
el Valle del Cauca, se iba a dar un golpe de estado contra Ernesto
Samper. Y no era precisamente el de Hugo Mantilla, quien trabajaba para el ejército
bajo las órdenes del general Zúñiga, comandante de las fuerzas armadas. La pregunta
es por qué no se dio y la respuesta la da el mismo Victoria cuando dice que el general Bedoya mató el
tigre y se asustó con el cuero. Según el
último capítulo de su libro Memoria de un
Golpe ( Planeta, Octubre 2015), cuando el 24 de julio de 1.997 fue
llamado el general Bedoya al despacho del primer mandatario para pedirle la
renuncia de comandante del ejército, el general contestó que no “renunciaría a
sus deberes para con la patria” y se retiró en forma airada. El presidente se
quedó esperando su renuncia, mientras él
se iba para la comandancia de las Fuerzas Armadas para conversar con su gente.
Y dentro de una escena que dio mucho que decir, sus subalternos, gritaban, “general
no se vaya “, y luego: “ordene, ordene mi general. El general Bedoya se
tomó todo su tiempo, sacó de su guerrera
el discurso que llevaba escrito y lo
leyó. El suspenso era histórico y se
decidía tanto la suerte de Samper como la del país. En ese momento entró al quite Pablo Victoria quien había llegado al
comando con tiempo, y gritó: “ Usted, general, no puede decirlo, pero yo sí puedo decirlo:! abajo el gobierno!. Y el comando gritaba en coro : ¡ Abajo!. Olía y sabía a
golpe de estado. Se palpaba en el ambiente. Toda la oficialidad gritando: !abajo
el gobierno! El presidente Samper estaba caído. Esto sucedía el 25 de Julio de
1.997, es decir, al día siguiente de
haberle pedido la renuncia el presidente. Pero contra todo pronóstico, el
general Bedoya dijo que se retiraba del comando de las fuerzas armadas. Ahí
entró la decepción a adueñarse de todos
los espíritus presentes y echaban de menos los nervios del general Rojas
Pinilla. El último capitulo deja la duda
de si el golpe ya estaba completamente preparado, cuando tiempo después el
general Bedoya le dijo a Pablo Victoria: Usted tiene la culpa de que yo no hubiera
dado el golpe de estado. Porque si usted me hubiera esperado en Catam - el aeropuerto
militar- y me hubiera dicho que había ese clima golpista en el Comando, la
historia habría sido diferente”.
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