POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Era una noche de verano. Hacía calor, pero el escenario a cielo
abierto, dejaba correr al menos el aire, que no el viento. Se respiraba un
ambiente de fiesta. Pero dentro de una gran paradoja : se reunían los amigos de
Horacio Serpa a celebrar la aparición de su libro sobre los años de gobierno en
Santander. Se trataba de un político triunfador, como que lo había sido todo :
parlamentario, jefe de partido, Procurador, Constituyente, embajador. Pero con
un pero grande, que no había sido presidente. Esa era la gran paradoja, un político
triunfador, pero con la frustración del último peldaño. Escogió muy bien para la presentación al exgobernador
del Atlántico Eduardo Verano de la Rosa, quien cautivó al auditorio con ese
humor de buena ley que acompaña a los costeños y les permite meterse en camisas de once varas
sin que por ello se enreden y salen
airosos.
Se metió en la vida
de Serpa ,para unir las tres rosas : la
rosa de su mujer , la de su madre y la
rosa de la socialdemocracia, y, le agregó una cuarta : la del verano de la rosa, .Abundó en la ideología socialdemócrata, en la visión de un
país de regiones, que seguramente lo impulsarán como candidato presidencial de
la Costa toda. Dejó la sensación de un hombre equilibrado, serio, con caminos
definidos. Y luego Serpa se tomó la
palabra y habló de su obra de gobierno, nos abrió las paginas del
libro que todos íbamos a recibir esa noche.
Nos explicó por qué no había sido presidente. Sencillo : porque no se
hizo a los servicios de un técnico gringo experto en elecciones. Cuando él le
llevó un legajo lleno de programas socialdemócratas, el gringo le puso cara de
griego y le preguntó que eso para qué servía. No servía para nada. Y Serpa tuvo
que devolverse para su patria con la ideología debajo del brazo. Y sin asesor gringo, no hubo presidencia.
En su intervención también anduvo por
diversas etapas de su vida , pero fundamentalmente sobre su obra en la gobernación . De paso le hizo un homenaje a Hugo Serrano Gómez
quien fue el retador de Serpa de venirse
a la provincia, como ya lo había hecho Manuel Fraga Iribarne en España , de irse a Galicia
para ser presidente de la autonomía galega, cuando fracasó en su empeño de ser presidente de España. Por
cierto que Hugo fue el cirirí del coronel Aguilar, pues durante todo su gobierno
lo enfrentó hasta que se murió. En tanto
que Serpa no contó con oposición, pues como buen político se echó al bolsillo
la asamblea y ella no dijo ni mu. Ya se
hacía noche y Serpa estaba ansioso de entregar su libro. Como la exposición fue
en tono menor, tenía entre pecho y espalda un vibrato que se le salió por fin al terminar. Sus amigos luego se
fueron sobre él y la cola se hizo larga para recibir el libro. Serpa mientras
tanto nadaba en el mar de brazos y luchaba
por firmar en el aire las dedicatorias.
Y un conjunto musical hacia todos los esfuerzos
posibles para hacerse sentir, en medio de aquella euforia serpista como si se
tratara de una campaña política. Ya era noche.
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