POR: RAUL
PACHECO BLANCO.
Desde el primer momento el presidente mostró su indignación.
Era el primer paso. Lo mismo hizo la señora canciller. Más bravos para dónde.
Había que calmar un tanto la rabia de los raizales de San Andrés y sobre todo,
de los pescadores. Y hacia allá se fue el gobierno con cara de barco guerrero,
jugando con la palabra desacato ,como mascarón de proa. Los isleños algunos se
comieron el cuento y otros no. Pero había un problema muy tangible e inmediato,
que era el de garantizarle la pesca a los raizales en los territorios que
se acababan de perder.
Sobre eso se habló duro y parejo, pero les aguó un tanto la
fiesta el presidente de Nicaragua, quien con cierto tufillo triunfalista
garantizó esa pesca para los pescadores colombianos. Otros isleños empezaron a pensar en otras
soluciones: convertirse en una especie de Puerto Rico, como estado libre
asociado, que es el status que Puerto Rico ostenta. Pero al mismo tiempo empezaron a conocerse
los resultados de las encuestas de opinión que ya captaban el movimiento de la
misma y el presidente se vino a enterar del gran bajonazo experimentado, más,
cuando el proceso de paz, perdía igualmente credibilidad. El Presidente entonces tomó el toro por los
cuernos y se fue para México, tanto a la posesión de Peña Nieto, como a
entrevistarse con Daniel Ortega, el duro jefe sandinista. Haciendo de tripas corazón, tanto uno como
otro mandatario, se dijeron lo mejor, consideraron que por lo menos a la guerra
no se iban. Y el presidente Santos seguía manejando el verbo desacatar, con destreza , es cierto, porque si bien la
palabra se expandía, cuando cogía vuelo el presidente sentenciaba : hasta tanto
no se garanticen los derechos de los pescadores isleños. Luego el desacato no
era tajante, pero daba la impresión de serlo y sobre todo, con tono patriotero,
férvido e hinchado. El problema, bien manejado, podría ser superado. Y
analizando otro frente,el Presidente volvía a ser tajante en cuanto al plazo
señalado para la paz con las Farc : solamente iremos hasta noviembre del 13.
Ahí cortamos. Y estaba en lo cierto, porque a partir de ahí tiene que
inscribirse como candidato para la reelección y entra en firme la campaña presidencial.
Luego no había vuelta de hoja. Y como
avezado estratega, el Presidente sabe que si el proceso llega a funcionar, pues
santo y bueno. Pero si no funciona, también, pues ahí se romperían las
conversaciones. El presidente se pondrá más
bravo que nunca y amenazará a las Farc con tierra arrasada . Con eso
toma impulso y le quita la bandera al Uribismo que ya se había montado en la
cresta de la ola, como los voceros de la opinión en materia tan grave como la
del territorio.
Se empezaría el año anunciando las buenas relaciones con
Nicaragua, la aceptación del fallo y el término de las conversaciones con las Farc.
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