POR: RAUL
PACHECO BLANCO.
Cuando el presidente Uribe terminaba su periodo y estaba a
la expectativa de escoger su sucesor, seguramente se devanaba los sesos pensando
quien sería mejor si Uribito, o Juan Manuel Santos. Después de mucho pensarlo y
de consultarlo con la almohada se decidió por Santos. Y Santos a su vez daba
muestras de estricto sometimiento a las políticas trazadas por el presidente
Uribe. Así que no había pierde. Y el país supo lo que pasó. Ahora el presidente
Santos está en el galimatías de lograr la continuidad de su gobierno en cabeza
de German Vargas Lleras. Y sin ponerle ni una pizca de malicia uno dice que en
realidad todo se ajusta porque las casas presidenciales Santos y Lleras siempre
han ido de la mano, pues no hay razón entonces para la sospecha. Pero resulta
que el primer objetivo del presidente Santos es lograr la paz, es sacar
adelante el proceso de paz. Y bien sabemos que German Vargas Lleras nunca se ha
pronunciado sobre tema tan espinoso para él. Siempre se ha callado y no dicho
esta boca es mía, siempre ha hecho mutis por el foro. Y todavía más, se sabe
que el vicepresidente no es muy partidario del arreglo con la guerrilla,
empezando porque la guerrilla casi lo da de baja y lo dejó sin un dedo de sus
manos. Luego su estado emocional con la relación a la guerrilla es muy parecido
al que tiene el expresidente Uribe. Pero ni Santos ni Vargas han querido aclararle
al país una circunstancia de estas y en realidad no se sabe cuál sea la posición
de Vargas Lleras definida en sus propias palabras. Y el Presidente tampoco se ha
atrevido a preguntárselo en público. Entonces se pregunta uno, si esto es así ¿cómo
es posible que todo el andamiaje político se enderece hacia la presidencia de
Vargas Lleras, y por el otro lado el programa bandera de la administración
Santos, la paz, no tiene garantía de continuidad? Una cosa no lleva a la otra.
El presidente Santos quiere colocar en la presidencia a Vargas Lleras, pero si
este no le jala a la paz, entonces ¿qué puede suceder? Además, el otro posible
candidato Humberto de la Calle, ya tiene dueño, pues se le adelantó el
expresidente Gaviria. Esa será la carta del gavirismo. Luego el presidente está
metido en una encrucijada de marca mayor pues su más posible sucesor no está
comprometido con el programa bandera del presidente.
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