POR RAUL PACHECO
BLANCO.
Lo mejor que le ha podido pasar a la democracia colombiana,
ha sido la división entre uribistas y santistas. No sé si al país también, pero
lo que tiene que ver con la democracia nada más saludable que esta división
para que entre unos y otros se fiscalicen y alejen la administración de tanta
corrupción. Porque uno de los principales males de latinoamérica y aún del
mundo, si nos atenemos al caso de la Fifa en futbol, es la corrupción. En
Colombia después de la constitución del 91 no se ha podido establecer el juego
gobierno y oposición, porque ahora nadie quiere estar en la oposición, sino en
el gobierno. Lo importante es devengar. Y luego del Frente Nacional el país se
acostumbró a un unanimismo que conlleva al saqueo del estado en medio de los
abrazos de compadres. Con esta saludable división el país puede estar seguro de
que muchas cargas se van a enderezar. Dígalo sino la captura del hermano del
expresidente Uribe. Si no hubiera esta división seguramente no estaríamos a las
puertas de una justicia que muerde y no que bosteza. Y si no fuera por el
uribismo estaríamos ya entregados completamente a la guerrilla en su afán de
incorporarse a la paz pero con todas las ventajas del mundo posibles. Y así podríamos
seguir citando casos concretos en que esta división genera unos frutos no
esperados por cierto, pero que le hace bien a la democracia colombiana. En el
Congreso lo mismo, no hay necesidad de crear divisiones artificiales porque ya
existe de por medio una división establecida y articulada convenientemente,
para que en la legislación no se trague entero. Entonces se sabe de antemano que existe una
bancada que está con el gobierno y otra con la oposición. Así que ese esquema
tan ambicionado y que no daba frutos, ahora los está dando. El país está
tranquilo sabiendo que el jefe de la oposición es el expresidente Uribe, dado
su temple de caudillo y con una bancada sólida que le obedece. Y el país sabe
que las chuzadas, la yidis política, el paramilitarismo serán tratados con suma
urgencia por el gobierno del presidente Santos y la justicia que también está
metida en el cuento de la división. Todo esto es saludable. Ojalá que esta
división perdure por muchos años para bien de la democracia y que ojalá se
pacten unas reglas de juego para no desviarse y llegar a la violencia. Pero
mientras tanto, bienvenida esa división.
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