El liberalismo y concretamente el expresidente Gaviria le dieron un nuevo aire a la candidatura de Humberto de la Calle, no obstante la anticampaña realizada por el senador Cristo a raíz de su derrota en la consulta liberal.
Contar con el respaldo de catorce parlamentarios es mucho
cuento para la endeble postura en que se encontraba De la Calle.
El más desdibujado es
Fajardo que ahora le toca pensar en alianzas y no para ser él la cabeza, sino
para ayudar a la candidatura de la Calle, que cuenta con maquinaria suficiente
para lo que se viene.
De la Calle no marcaba en las encuestas, casi se confundía
con el electorado de no sabe o no responde. Ahora puede respirar un tanto tranquilo.
Es decir, empezó a funcionar la maquinaria liberal, empujada por Gaviria y el
presidente Santos.
Es cuando uno se pone
a pensar cuál es el destino de los partidos tradicionales a quienes ya hemos
llorado como dolientes de algo que nos fue tan grato.
Pero habría que distinguir entre un partido político
vigente, con un ideario al día, con líderes frescos y un electorado firme y un
partido puramente parlamentario que cuenta con barones electorales que
sostienen el andamiaje de partido, pero que no inciden en la opinión pública.
Y eso ocurre igualmente con el conservatismo, quien se encuentra
dividido en varias alas. Primero le apostaron al presidente Santos y cumplieron
una función de lentejismo admirable y ahora se unen a Vargas Lleras, tratado de
encontrar el hilo secreto de una derecha acorralada por Petro, quien asusta de
tal manera, que pone a Duque en una posición de combate del cual no lo baja
nadie.
Y dificulta por lo
tanto, cualquier a cercamiento con las fuerzas de Vargas Lleras, quien es dueño
de la franquicia presidencial para el próximo periodo. Y sin candidato y sin figuras
relevantes en sus listas, porque hasta se quemó el heredero de la dinastía
Gómez en la lista para senado.
Sin embargo, logró sacar adelante quince curules, por encima
del liberalismo y se constituye como fuerza electoral para pelear por una cuota
de poder importante. Así que las maquinarias de los partidos están vivas y
coleando y le dan una respiración boca a boca a los partidos moribundos, sin
ideología y sin credibilidad. Solo falta que aparezca el expresidente Samper y
propicie la unión del liberalismo alrededor de Vargas Lleras y de Cambo
Radical, junto con el partido de la U.
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