POR: RAUL PACHECO BLANCO.
El valor de las encuestas en este momento es muy relativo,
pues apenas se pregunta sobre las preferencias de la gente en torno a los
candidatos, cuando aún no ha terminado
el proceso de acomodación y más, cuando ya los partidos por si solos no
son los protagonistas, sino las coaliciones. Si uno tomara por ejemplo la
última encuesta en donde Fajardo lidera la intención del voto, nada más alejado
de la realidad que se llegue a producir ese fenómeno. Todo lo que se mueve
alrededor de una elección presidencial desborda todos los límites de la
imaginación, El mito de la opinión pública queda allí como algo en salmuera,
como algo que puede ser y no es, que puede ser alterado. ¿Qué es en verdad lo
que está en juego? .El juego del poder, que es el que produce verdaderos
resultados. Como se manifestó en la
elección de Ernesto Samper cuando su
tesorero señor Medina dijo que no había un centavo para la segunda vuelta y
vino la reacción de los narcos metiéndose la mano a los bolsillos y producir
una votación que fue inducida a base de la compra de votos, generada por el
poder de la chequera de los narcos. Y
aquí en este momento, en la superficie de las cosas, lo determinante en el
juego está dado por las coaliciones. Ya
los partidos no tienen el músculo de antes. El poder estará al acecho para ver hacia
cuál de los dos sectores terciará, si hacia el gobierno con toda su maquinaria,
unida a los partidos favorables al proceso de paz, o por el contrario, hacia quienes
se oponen al arreglo final. Porque hay que decirlo también que la polarización
que existía entre Santos y Uribe fue desbordado por el fenómeno de la posiciones
en torno a los acuerdos. Así que en este momento, ni el expresidente Uribe ni
el presidente Santos son los determinantes para sacar adelante alguna de las
dos propuestas, Eso fue desbordado por una nueva realidad, que es la que se
está imponiendo y dándole nueva cara a la realidad política. Ellos son
actualmente los mascarones de proa de las propuestas pero no los que tengan la
capacidad para decidir. Podemos decir que falta mucho camino por recorrer y
sobre todo, para saber de qué lado se orientará la fuerza que hoy está latente,
pero que solo se concretará el día de las elecciones. ¿Se expresará en forma
libre esta vez la opinión pública?
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