Por: RAUL PACHECO BLANCO.
Uno no sabe si será suficiente la culminación del proceso de
paz con las Farc para que Humberto de la Calle se consolide como el candidato más opciónado a la presidencia en 2.018.
Porque si hubiera una relación directa
entre un suceso histórico y una candidatura presidencial como consecuencia de
esas expectativas, no se pondría en duda el indudable éxito de una candidatura
como la de Humberto de la Calle. Pero estamos en Colombia y las sucesiones
presidenciales tienen raíces muy profundas, que no obedecen a hechos recientes,
sino a la tradición de ciertas casas presidenciales que en lenguaje
hiedeggeriano se convierten en un ser- para- la- presidencia. Y el turno ya está
asignado desde hace tiempo para Vargas
Lleras. Y más cuando se trata de alcanzar a la casa Ospina, con tres mandatarios
como lo fueron Mariano Ospina Rodríguez, el fundador del conservatismo, el
general Pedro Nel Ospina y Mariano Ospina Pérez. Esto viene de la historia,
pero De la Calle viene del momento. Uno se puede distraer con lo que está
sucediendo ahora y puede sacar conclusiones falsas, como que una causa tiene unos
efectos necesarios. Y en este caso el proceso de paz y el posible
triunfo del sí en el plebiscito, son la causa y el efecto es la escogencia de un
candidato presidencial que nace precisamente de la dialéctica de ese
alumbramiento. Aquí podemos preguntarnos: ¿El Frente Nacional produjo a los
Lleras y los llevó a la presidencia? Pero la familia Lleras venía desde el siglo
XIX cuando don Lorenzo Maria Lleras se asentaba dentro de las clases dirigentes
de la época y el apellido fue tomando fuerza hasta incorporarse definitivamente
a la historia del país. Lo mismo que la familia López con el jefe de los artesanos de esa época. Y eso que
tuvo que sortear etapas difíciles como
la generación del Centenario, pues dos líderes de la talla de Gabriel
Turbay y de Jorge Eliecer Gaitán, tuvieron que sufrir su discontinuidad porque no
encajaban con la sucesión del poder que estaba destinado para las familias que
habían echado raíces suficientes para permanecer en la política. Luego el lecho
del rio es el que se impone y el caudal, que es solo de un momento, desaparece
en el largo recorrido de las aguas hacia el mar. Pero lo que se ve hasta el
momento es que el juego político no se sale de estos dos nombres: De la Calle y
Vargas Lleras.
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