POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
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Todo parce indicar que la filigrana jurídica tejida por los juristas
colombianos, de talante santanderista, los más, fue hecha con la única
intención de engañar a la Corte Penal Internacional , de descrestarla, como
decimos en el oriente colombiano, para que nos diera el visto bueno del acuerdo
final de paz firmado con las Farc . Porque eso de crear una justicia paralela
con la astucia suficiente para hacer creer que se está investigando, juzgando y
condenando, cuando en realidad no sucede
ni lo uno ni lo otro, pero con la apariencia de tribunal de guerra, estaba
enderezado a crear expectativas favorables en la Corte Penal Internacional.
Porque fácilmente se hubiera podido decretar un acuerdo de punto final en que
nadie fuera castigado y solo se tuviera en cuenta el ánimo de sellar
la paz y de rehacer la convivencia entre colombianos, echando mano de la
amnistía general . Pero no tenía presentación ante la comunidad internacional ,
sobre todo ante la Corte Penal Internacional,. Entonces se decidió reunir un
grupo de juristas, de aquellos que un político colombiano llamara “raposas
sutiles”, para que mostrando un espejismo o creando una justicia de ficción lograra
engañar a la justicia internacional y dar la sensación de que una amnistía
general se convirtiera en una sanción, que si bien no implicaba privación de la
libertad, se daba la apariencia de serlo. Y el cuento se lo ha comido la fiscal
del tribunal internacional, quien entre otras cosas está prejuzgando, pues
corre el peligro de la recusación, cuando el caso llegue a su despacho para su concepto.
Cualquier uribista podría pedir esa recusación y saldría adelante. Y, aún más,
el visto bueno es de la Fiscal de la
Corte,¿ pero qué dirá la Corte en pleno? .¿La fiscal interpreta la totalidad de
la Corte y tiene el suficiente respaldo para proceder en esa forma? .P.S.
Cuando existían los partidos políticos tradicionales, don Victor Castillo Flórez
era uno de los patriarcas del conservatismo,
a los cuales se acudía cuando la
Tesoreria del partido fallaba. Y él atendía esos llamados con una gran
generosidad, con la mística heredada de sus abuelos allá en el Norte de
Santander, baluarte de la causa. Se fue como corresponde a un proceso
inevitable, pero queda el recuerdo de su generosidad, de su garra de hombre
hecho a puro pulso y convertido en un gran empresario. Van para Victor hijo y
Lucero, lo mismo que para su copiosa familia un gran abrazo de condolencia.
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