El martes llegué muy
temprano a la Universidad Autónoma con el fin de asistir a la conferencia de
Coetze, el premio Nobel surafricano. Aquello era un hervidero de gente, de colegios que iban
en fila tratando de entrar unos a las galerías donde estaban ubicados los libros de la feria y otros para
entrar a la conferencia de Coetze. Cuando yo traté de hacer algo para llegar al
aula donde se iría a dar la conferencia me dijeron que ya había dos escenarios
completamente llenos y que era imposible hacer nada. Porque se le fue la mano a Alberto Montoya en
propaganda y se le vino una avalancha de gente que taponó todos los escenarios
posibles. También tenía un interés adicional y era el ver mis libros en las
estanterías de la librería Profitécnicas. Y precisamente a la pura entrada me
los encontré : una biografía de Laureano
Gómez, en donde critico, de principio a fin, las actuaciones políticas del caudillo
conservador, quien pasó de ser mi mayor admiración política e intelectual a la mayor decepción como político y como
ideólogo al convertirse en el verdugo
del partido conservador, al ser el
máximo responsable de la satanización
del conservatismo y que no
permitió la elección presidencial de Álvaro Gómez. Analizo el juego perverso
que hizo con Alfonso López para permitir que se hiciera la reforma
constitucional del 36 decretando la
abstención conservadora y dejando sin representación al partido para que un
congreso homogéneamente liberal aprobara la reforma. Y ese precio lo pagaba
Alfonso López con el apoyo a la
candidatura presidencial de Laureano para el siguiente periodo. Pero López lo
traicionó y se fue con Olaya Herrera al hacerlo ministro de Relaciones
Exteriores y posteriormente candidato presidencial. A partir de ahí Laureano se envenenó y propició lo que se llamó la violencia conservadora y
que vino a acabar con el conservatismo. Luego dos novelas : Una, Bucaramanga Concierto de Cigarras, que
es un collage de la Bucaramanga del siglo
XX, con la llegada de las primeras estrellas del fútbol al Atlético
Bucaramanga, lo mismo que la vida universitaria, los partidos y movimientos
políticos y por último la guerrilla
entrando al escenario. Todo esto se hace con cierto humor, tratando de
violentar un poco la realidad para hacerla más digerible. Y por último la novela Diego Blanco y los depredadores de
la rebelión comunera, en donde no queda títere con cabeza , pues todos entre si
se traicionaron, hasta dar a pique con la rebelión.
sábado, 30 de agosto de 2014
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