POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Los europeos tienen una visión del mundo típicamente
“eurocentrista”, dando por sentado que el
mundo gira alrededor de sus conceptos y de sus cosmovisiones. De ahí que miren
a los demás países como secuelas de sus procesos políticos y sociales y no con
las características propias de cada país. Por eso el ministro de educación de
Francia, Jean –Michel Blanquer en unas declaraciones a El Tiempo, señala que
Colombia debe superar la fractura izquierda- derecha, cuando aquí aún no hemos
entrado a ese juego. Antes por el contrario, nos habíamos estacionado en el
esquema del siglo XIX en la disputa por el poder entre liberalismo y conservatismo.
Si acaso se han presentado opciones de izquierda y derecha ha sido dentro de
los partidos y no entre los partidos. El liberalismo fue de izquierda con López
y con Gaitán, pero se volvió de derecha con los Lleras y Uribe. Y posturas de derecha
en el conservatismo con Laureano Gómez y pare de contar. Pero claro, el
ministro Blanquer se mete dentro de la órbita de la Francia de 2017, cuando
acaba de triunfar el centrismo, barriendo precisamente con la izquierda y la
derecha. Entonces aquí debe ser lo mismo: el centro debe superar a la izquierda
y a la derecha, porque ellos creen que la disputa guerrillera era por
cuestiones ideológicas y que el país estaba polarizado entre un sector de derecha en el poder, representado
por Santos, Uribe, Pastrana y Vargas Lleras y otro de izquierda que estaba en
el monte, en la guerrilla. Y que para acabar con esa disputa se hizo la paz y
como consecuencia de todo el país debía girar alrededor del centrismo, para superar
la polarización. Nada más alejado de la realidad que semejante concepción. Aquí
el país se alejó de cualquier opción de izquierda luego de la muerte de Gaitán
y se derechizó en sus dos partidos, tanto liberal como conservador. Los
partidos empezaron a hacer agua luego de la “satanización “del conservatismo
por parte de Laureano Gómez por cuenta de la violencia y el liberalismo por Ernesto
Samper, por motivos de ética, cuando el proceso ocho mil. Y cuando se daba este proceso, apareció Alvaro Uribe que se
llevó en los cuernos a casi todo el partido conservador y gran parte del
partido liberal, en forma paralela a la operación salvavidas de Juan Manuel
Santos, quien creó un “agujero negro”, como el partido de la U, y trató de
salvar al viejo liberalismo encarnado en Gaviria.
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