POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
Anda muy descaminado el presidente Maduro de Venezuela
cuando se lamenta de la animadversión que existe en Colombia con el nombre del
Libertador Simón Bolívar. Nada más lejos de la realidad. Uno desde pequeño
recibe casi al tiempo con el bautismo, la veneración hacia Bolívar que luego le
va a ser inculcada en el liceo, en el colegio y en los parques de nuestras
ciudades en donde no falta nunca la efigie del padre de la patria. Uno viene a
saber que Bolívar era venezolano mucho después de aprender a venerarlo como un prócer de la patria. Antes por el contrario,
ha habido más animadversión contra el general Santander, a tal punto que se
acuñó la frase célebre del santanderismo
para asimilarlo al leguleyismo. Y hubo personajes que se dedicaron a rastrear
la vida del general Santander para encontrarle toda clase de defectos, que cicatero,
mala gente, defraudador del tesoro público,
como fue el caso de Laureano Gómez, quien escribió muchos ensayos en su contra.
No se le perdona el hecho de haberle quitado
la casa a Nicolasa Ibáñez, luego de haber tenido relaciones con ella durante
mucho tiempo, como tampoco cierto empréstito. A Simón Bolívar solo se le hacen
acusaciones por su apego hacia las mujeres, su ánimo conquistador y pare de
contar. Lo demás son consideraciones de carácter político, la concepción del
estado fuerte, de los gobiernos autoritarios. Por lo demás, todo son elogios
hacia su figura. Precisamente uno de los aspectos más relevantes en la historia
de su vida y en la historia del país, está la conjura contra él, en donde se relata
el papel cumplido por Manuelita Sáenz que no permitió que al Libertador lo hubieran liquidado en ese
siniestro día de su atentado. Eso se enseña en todos los colegios como un baldón
para el país y siempre se trae a cuento
el papel jugado por Santander, de estar dentro de la trama del hecho, pero sin
mostrarse demasiado. Antes se resalta la magnanimidad del Libertador , cuando a
instancias de Bernardina Ibáñez le cambia la sanción de pena de muerte por el
destierro, que vino a ser una de las etapas más placidas para el hombre de las
leyes, cuando se codeó con la nobleza europea, conoció sus mentores intelectuales y se rodeó de la mejor vida posible. Tanto Hugo Chávez como el presidente Nicolás Maduro y mucho venezolano desinformado
han echado a volar la especie de una supuesta consigna colombiana para
desprestigiar al Libertador.
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