POR: RAÚL
PACHECO BLANCO.
Ya contamos con mejores
elementos de juicio para encontrar
la fórmula que nos lleve a que la guerrilla entre a pagar sus delitos. Descartada la cárcel como
sanción, una vez escuchadas las voces de muchos jueces internacionales, quienes
le encuentran validez a las penas alternativas que no conlleven la privación de
la libertad, bueno es explorar esos caminos
: por ejemplo, que la guerrilla una vez finalizado el proceso de paz, entregue
por una parte todo el dinero que tiene invertido en múltiples propiedades muebles
e inmuebles y acciones en el sector financiero y, que esos dineros sean invertidos en la construcción de vivienda
popular. Los guerrilleros se convertirían en obreros de construcción y adelantarían
todo un gran proyecto debidamente planificado en las distintas regiones del
país. Este hecho seguramente sería aceptado por la justicia internacional como
una alternativa viable de justicia transicional. De otra parte, la guerrilla no
podrá negarse por cuanto no solamente no pagarán cárcel, sino también
intervendrían en política, que según dicen ellos era el objetivo central de su
acción guerrillera. Ha quedado la sensación, después del pronunciamiento de jueces internacionales en donde hablan del
papel subsidiario de la justicia internacional, de no interferir procesos tan
importantes cuando está de por medio un
derecho tan relevante como la paz, dejando
la sensación si, de que la justicia internacional cumple más una función
política que judicial y que se ampara más que todo en un derecho dúctil,
manejable, y no uno riguroso en donde no quede un asomo de salida. Lo cual indica también, lo
peligrosa que puede ser una justicia de este tipo, en donde pone en juego
muchos condicionamientos, en donde todo lo relativiza y en donde el derecho sólo
puede actuar en muy específicos momentos, o en muy específicos hechos. Por una
parte es bueno para el proceso de paz esa ductilidad, pero queda sujeto también
al vaivén de las condiciones políticas para que los tribunales internacionales
se pronuncien. Porque mucho se habló sobre la creación de la Corte Penal
Internacional y de la Comisión de derechos humanos, precisamente para ponerle punto final a las
amnistías e indultos y toda clase de
arreglos internos que muchas veces se llevaban de calle el derecho internacional.
Aprovechando pues esta coyuntura, nos podría servir de punto de referencia para
intentar una solución como ésta de que la guerrilla pague con trabajo en la
construcción de vivienda y en la utilización de sus dineros para tal objetivo.
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