jueves, 19 de diciembre de 2019

EL MIEDO DEL PORTERO AL PENALTY


POR: RAUL PACHECO BLANCO

Para abordar la novela del reciente  premio Nobel de literatura, Peter Handke,  El miedo del portero al  penalty, hay que tener en cuenta que el estilo narrativo del novelista se basa en la sugerencia, más que en el relato escueto de los hechos.

Entrando en materia se trata de la historia  de un futbolista que le fue mal en su carrera y luego se convirtió en un empleado de empresa, donde también le fue mal y lo echaron. Quedó errante. Pero alienado en tal forma de su trabajo de portero, que siempre lo acompañó el miedo al penalty y, por eso, lo siente en su propio pellejo, que una vez se le aparece como miedo y entra a tomar con sus manos el cuello de una mujer hasta ahorcarla, dentro de una atmósfera que se mueve en universo kafquiano en terminados momentos. Es el paso del recuerdo a los sentidos, a la piel, como reflejos, como sentimientos que aparecen en un momento para marcar la conducta.

Es de tal magnitud el impacto del portero ante el penalty, que dentro de la teoría de la evolución estaría incorporada a la naturaleza humana en su discurrir permanente, como reflejo condicionado.

Es un modelo para armar, como diría Cortázar, en donde el autor va dejando un reguero de perlas por el texto, para que el lector las recoja y arme su propio modelo.

Ya al final, se ve que el miedo del portero también contagia al delantero que patea, porque si por miedo el portero se quedó parado, el delantero, por miedo, se la tiró a las manos. Y santo y bueno.

Recogiendo esas perlas nos encontramos con esta:  “Esa impresión de engaño y simulación –esa simulación con el pito del árbitro en el macuto- , desapareció solamente cuando estaba en el cine”(pag 20)

“ Inesperadamente le puso las manos en la garganta. Al momento comenzó a apretar tan fuerte  que a ella ni por un instante se le ocurrió tomárselo en broma …Tenía un miedo mortal … Se dio cuenta de que a la chica le salía un líquido por la nariz”(pag 26)

“Estuvo caminando un  rato campo a través. La sensación que tenía de que le caía en la cabeza una pelota muy pesada, mojada por la lluvia, cedió un poco”. (pag 52)

“Por ejemplo, si Bloch hablaba de la factura de costillas que había sufrido siendo portero, ellas contestaban que unos días antes había caído un trabajador de una pila, que había tenido que coserle los labios varias veces, chocó con un lateral de la portería y se partió la lengua por mitad”( pag 71).

“Cuando se palpaba recibía una sensación desagradable, pero entonces se dio cuenta de  que lo ocurría era solamente que su conciencia de sí mismo era tan fuerte, que la sentía en forma del sentido del tacto en toda la superficie de su cuerpo; como si de hecho su conciencia y sus pensamientos, de una manera manifiesta y palpable, se hubieran vuelto contra él. Yacía allí indefenso, incapaz de resistir, con su repugnante  interior al descubierto… Se había producido una sacudida y con una sacudida se había desnaturalizado, se había roto su cohesión  con el curso de los acontecimientos”( pag 87),

Luego, “ Qué había sucedido antes?. ¡ Si! Antes, según él le venía ahora a la memoria, había pensado: “sorprendido por el tiro, dejó que la pelota le rodara entre las piernas”. ( pag 88)

“Todo lo que percibía, movimientos y objetos, le hacían pensar en sensaciones y sentimientos, no lo hacía como si estuviera recordando un hecho pasado, sino que los revivía como algo presente.” ( pag 121)

Lo demás en el aspecto narrativo son intrascendencias de la vida cotidiana que acentúan una vez más, el estado  de inconsciencia en que se debate el exportero, luego de su traumático paso por el fútbol y de su miedo ante la opción del penalty.

Se trata de una exploración biológica tanto a la conducta como al lenguaje del hombre como cuerpo.

 

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