POR: RAUL PACHECO BLANCO
Ya es tiempo de tomar las grandes decisiones en política. El
tiempo apremia. La candidatura de Fajardo ha tomado un sesgo muy personal y
envalentona a sus seguidores para poder consolidar una aspiración a la presidencia.
Pero como ya lo sabemos, con lo que cuenta no es suficiente para lograr su
aspiración. La dinámica de la política en Colombia está pasando por las coaliciones.
Fuera de ellas no hay salvación. De ahí que al presidente Uribe le está
cogiendo lo tarde para llegar a cuajar una fórmula que dé resultados tangibles.
Se ha unido con el presidente Pastrana para conformar una coalición, pero ésta
no es suficiente para alcanzar la
presidencia. De ahí que si bien la dinámica de la política llevaría forzosamente
a uniones de identidad, es mejor asegurar de una vez, la fórmula que lleve a
obtener el triunfo. Esa fórmula está en la llave que entrarían a formar Vargas
Lleras y María Lucia Ramírez. Porque si se esperan a que la primera vuelta
decida las supremacías, las llaves que se presenten a la primera vuelta son
inmodificables. El expresidente Uribe debe tomar conciencia que su nombre es garantía de éxito electoral, pero
al no figurar en el tarjetón , el
electorado no responderá en la misma forma. Y también debe tener en cuenta que
el nombre de Vargas Lleras en este momento es definitivo, tanto por lo que
representa su apellido a través de la historia, como por el resultado de su
trabajo político en la vicepresidencia, en donde no dejó lugar sin cubrir de la
geografía colombiana, para realizar obras. Un trabajo de cuatro años recorriendo
el país palmo a palmo, con la chequera presidencial en la mano, para cuajar una
obra de pre-gobierno. Esos dos factores, el del apellido, que tiene amplia resonancia
histórica, como la obra de infraestructura vicepresidencial, justifican el
encabezamiento de una fórmula presidencial fuerte. Y si Marta Lucia Ramírez se
aventura a presentarse en una primera vuelta como cabeza de fórmula, correría
el peligro de no quedar incluida en la fórmula presidencial para la segunda
vuelta. En cuanto a la otra coalición las cosas se complican, por el
crecimiento de Fajardo en detrimento de las aspiraciones presidenciales de De
la Calle, quien podría terminar sumándose a Fajardo y no al contrario, como el
juego político alcanzaba a decirlo. Por eso las coaliciones definitivas deben hacerse
antes de la primera vuelta y no dejar para la segunda, que implica ya una
aventura de difícil pronóstico.
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