viernes, 21 de septiembre de 2012

RAMIRO LAGOS.

Discurso pronunciado en la Academia de Historia de Santander, el dia 20 de septiembre de 2012. Cuando lo vi llegar a mi estudio enfundado en un vestido tropical, con el sombrero incluido y su paso ya lento por el transcurso del tiempo, no puede menos que acordarme cuando en los años cincuenta del siglo pasado llegaba al mismo tiempo a mi casa paterna en busca de mi hermano José Manuel, con quien se hermanaban en sueños y proyectos. El uno un poeta y el otro un pintor. Y ambos querían ir a Europa para formarse en sus respetivas disciplinas, con ése ánimo y ese entusiasmo de la juventud. Ramiro ya había empezado su vida e inclusive se daba el lujo de haber probado por los lados de la carrera eclesiástica, como franciscano de a pie. Y trabajaba en la prensa de la ciudad, donde alternaba con todos los periodistas de la época y el mundo intelectual de la Bucaramanga de entonces. Y en política se definía como un falangista, en la línea de José Antonio Primero de Rivera que era el caudillo que esperaba España para hacerle frente al nuevo siglo, pero desgraciadamente la guerra civil acabó con esos propósitos y luego de ser juzgado por los izquierdistas le decretaron la pena de muerte y lo fusilaron. Y se fueron para España. Manuel viajó hasta Buenaventura para seguir camino por el mar hacia la madre patria y Ramiro se fue en avión, pues se había ganado una beca del gobierno español, al haber escrito un artículo sobre el general Francisco Franco, titulado el caudillo de los Pirineos. Con esos títulos viajó y de una vez se hizo al patio, pues no solamente estaba ese viejo cariño por España que sentíamos los que no comulgábamos con la leyenda negra contra España, cuando de sobra nos había dado más de lo que nos había quitado. Pasar de una ciudad como Bucaramanga y otra como Bogotá que por esa época no pasaba de ser una ciudad lúgubre de enruanados, a la Madrid abierta y llena de ese embrujo que Ramiro había empezado a sentir desde que se vio tomado ya por el caudal de la sangre y de un destino que él soñaba y quería vivir. Se sabia de memoria las frases restallantes de José Antonio, como aquella de “ nosotros queremos a España porque no nos gusta. Los que aman a su patria porque les gusta, lo hacen con voluntad de contacto, lo hacen física, sensualmente. Nosotros la amamos con voluntad de perfección. Nosotros no podemos amar a esta ruina , a esta decadencia que es la España física de ahora, nosotros amamos a la eterna e inconmovible metafísica de España.” Pero la España de esa época apenas se reponía de la guerra civil y el gobierno del general Franco buscaba como reconstruírla , valiéndose sí de mucha astucia para recibir la ayuda de los Estados Unidos a cambio de bases militares, pero a su vez, mostrando sus simpatías con los gobiernos fascistas, que si bien se diferenciaban del falangismo, sin embargo la opinión pública mundial los hermanaba y los fundía casi que en una misma cosa. La llegada a un país extraño, sin contactos mayores debió ser dura al principio. Pero en todo caso, se batía con la ayuda de colombianos ya destacados en esa época como Eduardo Cote Lamus, el pamplonés, metido ya dentro del mundo intelectual de Madrid y con su innegable talento para la poesía. También debió sentir Ramiro Lagos el impacto de la idea del falangismo, de sus afanes de tipo social que mantenía José Antonio Primo de Rivera. Y lo tenía bien claro : una cosa era el franquismo y otra el falangismo de Primo de Rivera con el cual comulgaba, pues había en él un acento de rebeldía contra el capitalismo. Consideraba José Antonio que el estado español si bien es cierto debía proteger la propiedad privada, no así el gran capital, sobre todo el financiero , que como vemos ahora, es la causa de su desprestigio y de su crisis, pues se trata de un capital improductivo socialmente hablando, explotador, que juega más con la especulación que con el fomento del empleo y la creación de la riqueza. En tanto que el franquismo era la visión de cuartel del estado, con su énfasis en el autoritarismo y sin las inquietudes sociales . Esto fue lo que no vio claro Laureano Gómez en esa época, el líder indiscutible del conservatismo colombiano, quien también se dedicó a copiar el modelo franquista, dentro de una filosofía de rescate de lo hispánico ante la irrupción de las ideas de la revolución francesa. El buscaba de nuevo enlazar con lo español, pero dentro de un criterio cerrado y sobre todo reaccionario, como que se inspiraba de otra parte en las ideas de Charle Maurras, quien era un monarquista a ultranza. Y se equivocó en materia grave Gómez, porque perdió la oportunidad histórica de ver al partido conservador colombiano en plan de modernización, de acuerdo con el mundo actual y no con el pasado que para él tenía nostalgias medievales. No solamente el falangismo de José Antonio y no el de Franco, le aportaba ideas, sino también estaba la experiencia de Alemania e Italia, a través de las ideas socialcristianas que adelantaban a nivel constitucional tanto Konrad Adenauer como Alcide de Gasperi. Ahí estaba el modelo a seguir, pues ellos metieron a Europa dentro del modelo del estado social de derecho, que fue el que propició un crecimiento más equilibrado y, sobre todo , con justicia social. Pero Laureano Gómez andaba en otro cuento. La constitución alemana de la posguerra, fue el faro orientador que siguieron los demás países, como lo haría España, pero ya luego en 1.978, cuando el proceso de la transición y muerto ya el general Franco . Y lo haría luego Francia, cuando se inició la Quinta república francesa. Todo este bagaje ideológico lo desechó Laureano Gómez y de ahí que si demostró una gran capacidad para erigirse como jefe indiscutible de un partido, no le alcanzaron las luces para ser el estadista que necesitaba tanto el partido conservador como el país. Pero volvamos a Ramiro, quien ya estaba instalado en España y visitaba los bares y cafés de moda en compañía de Eduardo Cote Lamus e iniciaba su vida de bohemia bien llevada, pues su formación zapatoca lo regía, en donde la disciplina y el orden en el manejo de las coas es proverbial . No era el bohemio que se abandona, sino todo lo contrario, aquel que vive la vida con un talento especial para descubrir lo amable de la vida pero al mismo tiempo para hacerlo con cierto ritmo y cierta proporción. Porque abordar el mundo sin disciplina y sin orden, dentro del reino de lo absurdo, lleva a la destrucción. Pero ese aliento humano que nace de Albert Camus, para quien el absurdo de la vida se debe enfrentar con alegría, con la misma actitud casi deportiva con que Sísifo volvía a subir la piedra eternamente hacia el monte que la reclamaba, para luego sumirse en la ley de la gravedad y continuar la labor, sin alterarse con el claro concepto de que ese era su destino. Y como él era un poeta y se quería enriquecer como poeta, bien pronto encontró el foro especial para ello, como lo fue el café Varela. Allí se reunían los poetas madrileños en un programa que se llamaba versos de media noche. Pero era muy exigente. Sobre todo porque la gente que asistía no dejaba pasar una y se salía por peteneras hasta tal punto que a voz en cuello le decían lo primero que se les ocurriera a los poetas que temblorosos esperaban la complacencia de los espectadores. Pero complacencia había poca. Y contaban que en una recital de esos de media noche, se presentaba un poeta catalán y apenas se hizo en la tarima del escenario, dijo con cierto aire lastimero , buenas noches. E inmediatamente empezaron los espectadores a gritarle : eso es ¡ plagio, plagio, plagio, Y el poeta tuvo que recoger sus poemas que estaban ya en la puerta del horno y perderse por las calles madrileñas. Y en otra ocasión, el turno fue para un poeta gallego quien se andaba por las ramas dentro de sus poemas a base de preguntas, quizá para lograr un mejor contacto con los oyentes y preguntaba y preguntaba el hombre dentro de su poema : ¿ sabéis porqué el poeta es el ser más sensible de la naturaleza, sabéis porqué?. ¿ Sabéis porqué ´para el poeta es mas dura la existencia, sabéis porqué?. ¿ Sabéis porqué el sol calienta más fuerte en la piel del poeta, sabéis porqué?. Y como no acababa de hacer preguntas el poeta , uno de los espectadores se puso de pie y le gritó: si lo sabemos : ¡ porque tu eres un grandísimo cabrón.! Y el peso de la noche se le vino encima y a partir de ahí cada quien le espetaba su grueso vocablo vernáculo, porque había argentinos y colombianos y catalanes y vascos, además de los madrileños. Con estos antecedentes, sin embargo tanto Ramiro como mi hermano José Manuel se le midieron al monstruo y recitaron cada quien en su noche los poemas que estaban aún calientes y que obedecían a la última producción. Claro está que mi hermano no era poeta y en cambio Ramiro sí lo era, con toda la barba, como dice él. De la poesía de Ramiro Lagos yo no puede decir nada pues no me considero una autoridad en la materia. Me he ido por otros caminos y de poesía solo sé que nada sé, como decía el santo. Pero al repasar sus libros se palpa el alma vernácula volcada sobre las palabras que destilan ardor, fe profunda en el quehacer humano y cariño grande por las cosas de su tierra. Doy fe en cambio por el mérito de su carrera , por las ganas de hacerse a un yo, a una personalidad que se salga de los modelos cotidianos y abrirse paso tanto en Carolina del Norte, como en España. Y de tener una obra tan amplia como que cobija ya más de treinta libros, por tener biógrafos entusiastas , seguidores en internet y batirse en todos los medios. Su pensamiento social es el de la justicia social y de ahí que se empecine en ensalzar el movimiento comunero, en donde ve el alma rebelde de un pueblo y su afán de lucha por sus derechos. Y como si fuera poco, también ensalza a Bolívar, por ese mismo ánimo libertario, pero sin necesidad de irse hacia la izquierda para poder pensar en voz alta y reclamar la justicia social que un país como Colombia requiere. El como poeta siente el dolor del afligido, del desposeído y como no tiene alma de guerrillero, se vale de la pluma y de las palabras para lanzar su mensaje de inconforme. Es mensajero de una derecha que siempre ha querido terciar por el lado de la justicia social, sin conseguirlo. Pero ese mensaje está ahí. El por lo menos se da el lujo de lanzarlo a los cuatro vientos y empapar toda su poesía de ese acento social. Gracias Ramiro Lagos por estar retornando a Colombia y a Santander, con la frecuencia de los afectos hondos y porque toda la autenticidad se le cuela por las venas y se encuentra con la sangre de los caminos que es la sangre de los pueblos y por donde pasa apresurada la historia.

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