sábado, 3 de julio de 2010

UN POLITICO MODERNO. La muerte del senador Hugo Serrano











POR: RAUL PACHECO BLANCO:

De pronto una democracia como la nuestra produce una clase de político que tiene un concepto de lo ejecutivo, una visión de patria o de región y el talento necesario para armar obras de interés colectivo. Porque generalmente el político tradicional juega con las partidas del estado a un juego incierto, que solamente se fija en el efecto electoral, pero no en el progreso, en el desarrollo de una determinada región. No existe pues un criterio racional para poner a funcionar los dineros del estado en obras que en realidad beneficien a los ciudadanos. Dentro de aquella órbita se inscribe Hugo Serrano Gómez, quien acaba de fallecer, luego de una carrera política de bastante aliento. Porque además, tuvo una cobertura electoral que lo favoreció, quizá un contacto con sus seguidores sostenido y, desde luego, una conciencia clientelista que amarraba el voto.
La tarea del parlamentario es difícil, pues debe más que todo suministrar material de trabajo al ejecutivo mediante las leyes. Pero no tiene oportunidad de meterse más en la administración, porque es potestativo del ejecutivo. Por ejemplo el plan de de desarrollo, que debiera ser un trabajo armonizado de parlamento y ejecutivo, lo mismo que el presupuesto, al pobre parlamentario no le dejan meter la mano. Serrano Gómez se las inventó en cambio para meterse un tanto en la mentalidad , por lo menos , del ejecutivo, para no decir que en su órbita y llevó a cabo obras que pertenecen al ámbito del gobierno, como la hidroeléctrica del Sogamoso, la empresa Ecogás y el plan de electrificación, aprovechando el bagaje que le dio su paso por la Electrificadora de Santander, del cual fue su gerente.
Ahora, como parlamentario se especializó en el tema energético y nadie sabía más de petróleo que él, pues se daba el lujo de darles cartilla a los ministros del ramo sobre la materia. A tal punto, que era considerado como la máxima autoridad en materia petrolera. Este perfil lo hace estar a tono con la época. Por eso él no fue un político de brillante expresión oral, separándose de la tradición de nuestros parlamentarios que han sido grandes oradores. No, el fue un hombre de gobierno metido en el Congreso. Inclusive tenía grandes dificultades para hablar, por la falta de condiciones naturales, así como la agregada de su prótesis dental que muchas veces le ahogaba las palabras. Pero por encima de todas esas dificultades se sobre puso, y realizó grandes debates en el tema que dominaba, con el respecto y la atención debida del Parlamento. No se parece en nada pues, Hugo Serrano al político tradicional de discurso de plaza pública, de intervenciones brillantísimas en el parlamento y de mucha vistosidad para las barras. Pero a su vez, sabía cuidar sus nidos burocráticos que le ayudaban para sus sucesivas reelecciones. Por eso llegó a enfrentarse a Horacio Serpa, quien también sabe para qué son los puestos y que casi los lleva a separar cobijas de partido. Paz para su tumba.

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