viernes, 6 de julio de 2007

MOTIN A BORDO

MOTIN A BORDO.
Por Raúl Pacheco Blanco

En el fútbol colombiano se está viviendo una etapa revolucionaria que busca dejar de lado el viejo estilo del juego de media cancha, de puro toque-toque, de acaparamiento del balón como si lo esencial no fuera el ataque, el gol, sino distraer a la tribuna con interminables pases de circo. Jorge Luis Pinto está haciendo el papel de Robespierre en la época del terror para eliminar el viejo estilo no importa las cabezas que rueden, incluyendo la de él, con tal de que se consolide el nuevo fútbol, que es el agresivo, de pases largos, de disparos de larga distancia, evitando tanto transporte del balón para mandarlo a la olla. Pero los jugadores se resisten a aceptar ese nuevo patrón de juego y se están rebelando. Esto se vió muy claro en el partido contra Paraguay, cuando prácticamente el equipo se paró. A todos se les olvidó jugar fútbol. Calero no vió una , Córdoba se escachaba, no había coordinación alguna, a Domínguez se le olvidó cobrar pénales, en fin. Eso fue una conspiración contra el técnico, no cabe duda. Un motín a bordo. Y se vió todavía más claro contra Argentina, como si los jugadores se hubieran puesto a decirle al técnico: bueno, vamos a jugar como usted quiere y arrancaron como una fieras, pero lo que hicieron fue volverse locos y jugar a la bartola, con nervios sin sentido, dándole golpes a la nada. Y para el segundo tiempo volvieron a ese viejo estilo que se quiere acabar y se sintieron más cómodos y más relajados pero totalmente ineficaces. Ahí le desobedecieron al técnico, porque no creo que Pinto hubiera planteado así el segundo tiempo. A no ser que en medio de su desesperación por no encontrar receptividad en los jugadores les hubiera dicho, pues jueguen lo que les dé la gana. De pronto asi fue. Ahora, la mano dura del técnico no la resisten los jugadores consagrados, que ganan más dólares que él y toman estos partidos como descanso de las fuertes temporadas europeas y echan de menos el lenguaje de parce, de camarada, porque esa ha sido la costumbre a nivel local.
Por todo esto el fútbol colombiano está estancado .Lo mismo que el suramericano. Brasil sigue en su juego lento, pesado, de zamba. Los demás equipos todavía trabajan el medio campo en una forma excesiva y solamente Argentina se salva de la mediocridad que existe en este momento y que ha sido patente en los últimos campeonatos mundiales cuando el fútbol europeo se ha impuesto a base de velocidad, de ataque, de juego vertical. Aquí se está librando el combate entre el viejo fútbol horizontal, con éste nuevo, vertical, que Pinto quiere imponer y que los jugadores se resisten a admitir. Solo falta ver si Pinto se convierte en el Napoleón que consolide la revolución del fútbol vertical o se queda en el simple Robespierre de la época del terror.

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